Laberinto político

De vanidades está hecho el hombre y también el político, cómo no. Y en este mar de vanidades todos tientan y tienden su ropa esperando que la lluvia empape y termine por escampar. Ruido y agua lleva el río, también el de las vanidades y el de una absoluta falta de respeto a las instituciones, hoy es lo cotidiano.

Cual futura cartelera taurina, se prepara el capote para esquivar la responsabilidad que por acción u omisión algunos han tenido en su accionar político, como los hábiles delanteros de un equipo de fútbol cuya mejor característica es el desmarque, algunos creen que con la vanidad se puede gobernar.

La carencia de una sólida y definida identidad ideológica, sin duda es el punto de partida que reflejan los laberintos políticos; antes “acérrimos adversarios” hoy grandes coidearios, lamentablemente estas llamadas coaliciones o pactos, no son más el amarre para poder lograr una determinada posición publica, luego viene el reparto algo que de verdad es admirable de los políticos, es su alta autoestima, saben y solucionan todo en campaña

Ya se observan algunos anuncios de salvación colectiva, empieza la inversión “desinteresada “por amor al pueblo, pero es mayor el amor para sí mismo. Pronto veremos las alianzas estratégicas, todos dirán que, son las bases que así lo determinan, la más grande de las falacias, quien determina y elije al “salvador” en quien tiene recursos para poder hacer el gasto, la vanidad en su máxima expresión, el poder del dinero aplasta la inteligencia de los mejores.

Para llegar a la meta del laberinto hay que cruzar varios caminos, pero, solo uno de estos es el que nos conduce al destino de mejores días, será el camino de la transparencia, del raciocinio. La vida es un baile que con el tiempo damos la vuelta, ahora muchos volverán a estar juntos en la contienda electoral, ahora vuelven a tener “identidad” ideológica.

Lo único que tenemos claro es, la aspiración es una mejor calidad de vida, mejor educación, salud, esto no tiene laberintos, por esto todos debemos luchar.

Eduardo Chiriboga Aponte

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