La xenofobia mata

Roque Rivas Zambrano

El asesinato de Diana, la mujer embarazada a la que su pareja apuñaló en plena vía pública, en Ibarra, desató la conmoción en el país. Quienes difundieron la noticia se encargaron de recalcar la nacionalidad del criminal. La reacción del presidente del Ecuador, Lenín Moreno, ante esta situación crítica, se tradujo en el anuncio de conformar brigadas que controlen la situación legal de los venezolanos.

La gente, por su parte, salió a las calles para hacer “justicia” por mano propia: crearon sus propios escuadrones de limpieza y procedieron a buscar a los compatriotas del asesino, para sacarlos de las casas, hostales, negocios… El plan: humillarlos, quemar sus cosas, insultarlos, golpearlos, hasta que abandonaran el territorio que no les pertenece.

El odio se apoderó de aquellos que optaron por la violencia como la estrategia para resolver un problema mucho más profundo. ¿Cómo no hacerlo? Si todo, desde las conversaciones en la panadería hasta los titulares en los medios de comunicación, señala a los migrantes como los culpables de los males.

Los periodistas tenemos una responsabilidad enorme en estos casos. Somos capaces de impulsar los peores delitos de odio o de frenar las conductas xenófobas más fuertes.

Es por eso que la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi, con la colaboración de ‘Los Scribas’, desarrolló una guía digital (www.cear-euskadi.org) en la que se invita a profesionales de la comunicación a no “dejarse enredar” y pelear contra la xenofobia con un periodismo valiente, responsabilidad social, capacidad crítica, respeto a la opinión pública, serenidad, transparencia, ética y militancia.

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