La Verdad, periódico de los ibarreños

POR: Jorge E. Madera Castillo

Me atrevo a topar este delicado tema. Ibarra a lo largo de su historia contó con varios periódicos que se fueron extinguiendo conforme sus promotores o autores desaparecían. El Dr. Luis F. Madera Negrete en 1927 en su publicación “Periódicos Ibarreños” rescató la historia de 47 de ellos, desde 1850. Uno de los periódicos más importantes fue “El Imbabureño” editado en tres diferentes épocas y otro “El Ferrocarril del Norte” de D. Víctor Manuel Guzmán y J. Nicolás Hidalgo como redactores desde 1917, cuyo objetivo de fondo fue el impulso del desarrollo y de la obra del Ferrocarril Quito – Ibarra – San Lorenzo. Mucha, muchísima producción intelectual en Ibarra.

Luego vino el diario de los ibarreños “La Verdad” que se publicó durante varias décadas hasta que por problemas cerró la empresa y por lo tanto suspendieron sus ediciones. Si bien las publicaciones de este último han sido de propiedad de ese glorioso colectivo de personas o de las empresas que lo fundaron, laboraron, invirtieron y las sostuvieron, no es menos cierto que dados sus contenidos de carácter histórico y social, constituyen ahora un “patrimonio cultural” de la ciudad, con carácter de material y de inmaterial, según se puede ver la aplicación de la Ley Orgánica de Cultura.

Esto sin dejar de mencionar que decenas de intelectuales ibarreños nutrimos sus espacios en sus páginas editoriales y de opinión, con lo cual también hemos sido parte de ese gran esfuerzo. Dicho esto, es mi criterio que “La Verdad” moralmente pertenece a Ibarra, legalmente es un patrimonio histórico y cultural, pero materialmente es de propiedad de quienes formaron parte de la empresa por lo cual tiene un valor económico en favor de esas personas. Esperemos que esos archivos se encuentren físicamente bien, a salvo, en buenas manos y que no ocurra un siniestro de deterioro o desaparición.

Sostengo que al Ministerio de Cultura y la Municipalidad de Ibarra les corresponde realizar la declaratoria de Patrimonio Cultural, que deben adquirir a un justo precio y que quienes lo tengan en sus manos, ojalá tengan la sensibilidad y la voluntad para facilitar un proceso de esta naturaleza dentro de un ambiente de confianza y con las debidas garantías.

La institución municipal ha acumulado una gran deuda con la ciudad desde hace décadas: con sus omisiones y ausencia de una política, ha venido permitiendo que desaparezcan importantes documentos, obras, archivos físicos y mucha producción de la intelectualidad ibarreña desde su fundación.

Que no siga sucediendo esto y que por el contrario, dejando de gastar en trivialidades, se invierta en un programa de recuperación y fortalecimiento del archivo histórico.

¡Estamos dispuestos a una minga. Es nuestra identidad!