La trampa de lo publicado

Daniel Marquez Soares

Las publicaciones y archivos no constituyen fiel reflejo de una sociedad; son apenas un registro de las aficiones, anhelos y preocupaciones de una minoría que creía en la utilidad del documento y que, además, podía darse el lujo de utilizarlo.

En su ambiciosa historia de Roma, Mary Beard nos recuerda ese hecho. Por más que los romanos legaran más material escrito del que cualquier ser humano pueda estudiar en una vida, señala, este es producto de un grupúsculo prominente, movido a escribir por intereses mundanos, como la lucha política o la vanidad. Destaca que bajo ninguna circunstancia debe pensarse que sus opiniones y preocupaciones son las de la mayoría de personas de entonces. Los indicios sobre la vida de la gente normal, explica, no deben buscarse en los archivos, sino en las ruinas de lugares corrientes: basureros, comederos, viviendas multifamiliares, etc.

Un hipotético historiador que en un par de milenios estudiara la desaparecida civilización ecuatoriana y se centrara en nuestra producción periodística y bibliográfica correría el riesgo de pensar que los ecuatorianos fuimos un pueblo de preocupaciones sublimes. Creería que nuestro día a día giraba alrededor de preocupaciones políticas, ambientales, pluriculturales y de género. Supondría que nos reuníamos a hablar de gobernabilidad y desinstitucionalización, de los riesgos del autoritarismo, de la importancia de la empatía en el trato con ciudadanos de identidad performativa queer o de los desafíos de las relaciones intergeneracionales.

Lo que se publica y lo que hace ruido no representa lo que somos, sino apenas nuestros complejos. El debate público en Ecuador es, además de etéreo, predecible. Nuestros temas de discusión, al igual que las modas, nacen en el extranjero, para saltar luego a las universidades noveleras y a la prensa light; tardan poco en seducir a la masa bulliciosa y esnob. Cierran su ciclo cuando se cuelan en la política y en la justicia. Si queremos saber en qué tema estaremos perdiendo dentro de unos meses, dedicándoles consultas populares y editoriales, basta leer publicaciones extranjeras.

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