Adolfo Coronel Illescas
Pocos serán los lojanos que recuerden la más grande odisea de la juventud bernardina del siglo pasado, la Posta Estudiantil de la Lojanidad, hecho ocurrido hace 50 años y cuya acción, gestión y mensaje perdura no solo en la mente y el corazón de quienes corrieron la Posta, sino en el colectivo que atestiguó ese reto que enarboló la bandera de Loja en el Palacio de Carondelet.
Eran las 9 de la mañana del 6 de marzo de 1970, 60 estudiantes del glorioso Bernardo Valdivieso, armados y equipados de entusiasmo, valor, fe y celo cívico por el destino de Loja y su colegio, iniciaron la carrera, llevando consigo para el presidente Velasco Ibarra el mensaje de la ciudad y provincia, que ha vivido siempre marginada por los malos gobiernos y el centralismo absorbente que ha hecho mucho daño en particular a los pueblos de la frontera.
Fue una Posta iluminada por la reflexión, dirigida por la inteligencia y motivada por la herencia cívica y cultural del lojano, por eso tuvo un poder de convocatoria impresionante. La hazaña de la juventud bernardina, con el diligente apoyo de su rector, Guillermo Falconí Espinosa, logró atesorar la unidad de autoridades, diputados, jóvenes de los centros educativos, fuerzas vivas y ciudadanos en general. Cinco mil personas, según la radio Centinela del Sur que estuvo junto a la posta por tratarse de una causa noble de la lojanidad, acudieron de forma masiva a las calles adyacentes y graderíos del antiguo hospital San Juan de Dios que estaba en ruinas y cuya construcción fue la primera exigencia de la posta, y por supuesto recursos para el nuevo edificio del colegio Bernardo Valdivieso.
Han transcurrido 50 años y quienes corrieron la posta, que no se quedó en ofertas, sino en la atención de la mayoría de los pedidos, están proponiendo recordar tan noble manifestación cívica con una programación que destaque el origen, el objetivo, el fin y los protagonistas de la Posta Estudiantil de la Lojanidad.
Recordar este hecho histórico es necesario por tratarse de un ejemplo para las actuales generaciones de jóvenes en los que el pueblo tiene esperanza, porque sabe que la juventud, con valentía y decisión, es capaz de cruzar umbrales, desafiar el destino e inaugurar acciones y virtudes nuevas. (O)