La posibilidad del futuro

P. Luis Alfredo León Armijos

Algunos comentan que el futuro de la humanidad es incierto, pero aseguran que todo seguirá cambiando, evolucionando, hasta niveles muy elevados. Así, la economía, la política, la sociedad en general, incluso el hombre. Aunque se habla de la fusión progresiva de la humanidad con la tecnología, con realidades nuevas y virtuales que lo ilusionarán, el ser humano pasará a ser un esclavo absoluto de la tecnología.

Este es el desafío del homo sapiens, liderar la vida y su enfoque humanitario y solidario. La fusión del hombre con un chip de esperanza y de inmortalidad, así en la religión esta es una opción determinante en la fraternidad y trascendencia.

Buscamos ser fuertes y permanentes en el espacio y el tiempo. La fe puede ofrecer respuestas y posibilidades al hombre del futuro. Este Evangelio de Dios que es Jesucristo ofrece desde la encarnación, muerte y resurrección el signo de eternidad.

Dice Jesucristo “Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron.”(Jn. 6,51-58) Comer y beber, son acciones que la liturgia ofrece como signos de unión con el resucitado. La vida eterna en plenitud que se ofreció y que se perpetúa por siempre; “cada vez que comen de este pan y beben de este cáliz, anuncian la muerte del Señor hasta que vuelva” (1Cor 11, 26). Somos un pueblo en marcha que peregrina con la esperanza firme que le da la fe, enfocados en el sentido de la plenitud que tiene la vida. Que la llegada de la Imagen de la Reina del Cisne nos renueve en la experiencia de amor y esperanza para la familia, jóvenes y los pobres siempre marginados por la sociedad y la cultura actual que no sabe leer el código de la convivencia humana y solidaria. (O)