La guarida de la corrupción

El Estado sufre un tortuoso y progresivo calvario hasta llegar al saqueo en el Siglo XXI. Su territorio y sus recursos están siendo salvajemente devorados por gente propia y extraña; al parecer, es tierra de nadie. Su población está conformada por una mayoría de desmemoriados y un reducido grupo de granujas. Su gobierno está conformado por una caterva de desalmados que no tienen compasión ni de su propia ignorancia. Es un Estado débil, sin carácter, convertido en objetivo y trofeo de cazadores de fortunas y en guarida de forajidos y facinerosos que adecuaron constituciones y leyes a su antojo; es decir, para desmembrarlo en diminutos trozos y luego sepultarlo.

Luis Vásquez
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