La encrucijada nacional

Los economistas se rompen la cabeza, mientras los aficionados ofrecen todo tipo de soluciones – unas creativas, otras trilladas; muchas populistas. Lo cierto es que las finanzas del país están en alerta roja, y no se vislumbra una solución que nos permita llegar a fin de año con la cabeza sobre el agua; mucho menos una que evite un nuevo ciclo de protestas, violencia y chantaje callejero.

En el centro del dilema está el bolsillo de los ecuatorianos, sin excepción. No solo de las poblaciones rurales, sino también de las clases populares urbanas, que con su trabajo diario aspiran a conformar una clase media cada vez más lejana.

Según quien los juzgue, los culpables de la actual debacle vienen de todas las formas y colores: verdes, amarillos, arcoíris multicolor o tricolores con estrellitas; y los tiempos pueden ser inmemoriales, coloniales, democráticos, revolucionarios o tan recientes como el último fin de semana. La deuda que hemos creado es la misma: una sociedad descontenta con su clase política y estancada por un sistema de educación miope, la corrupción y el egoísmo clasista. No tenemos una visión de país a futuro.

Para crear esa visión de futuro, si es que lo logramos concretarla, tendremos todos que cargar con un pedazo de país en el hombro. Vengan de donde vengan, los sacrificios serán mayores, pero tendrán que venir de toda la sociedad. Clamamos por la austeridad estatal, pero además, por una conciencia “largoplacista” que evite el desangre de nuestros recursos hacia los países vecinos y el narcotráfico.


Las riquezas son riquezas porque las estimamos; nuestras ideas son lo que son porque nos las representamos”. Michel Foucault Filósofo francés (1926-1984)

Porque escribir es siempre esconder algo de manera que después sea descubierto”. Italo Calvino Escritor italiano (1923-1985)

Los economistas se rompen la cabeza, mientras los aficionados ofrecen todo tipo de soluciones – unas creativas, otras trilladas; muchas populistas. Lo cierto es que las finanzas del país están en alerta roja, y no se vislumbra una solución que nos permita llegar a fin de año con la cabeza sobre el agua; mucho menos una que evite un nuevo ciclo de protestas, violencia y chantaje callejero.

En el centro del dilema está el bolsillo de los ecuatorianos, sin excepción. No solo de las poblaciones rurales, sino también de las clases populares urbanas, que con su trabajo diario aspiran a conformar una clase media cada vez más lejana.

Según quien los juzgue, los culpables de la actual debacle vienen de todas las formas y colores: verdes, amarillos, arcoíris multicolor o tricolores con estrellitas; y los tiempos pueden ser inmemoriales, coloniales, democráticos, revolucionarios o tan recientes como el último fin de semana. La deuda que hemos creado es la misma: una sociedad descontenta con su clase política y estancada por un sistema de educación miope, la corrupción y el egoísmo clasista. No tenemos una visión de país a futuro.

Para crear esa visión de futuro, si es que lo logramos concretarla, tendremos todos que cargar con un pedazo de país en el hombro. Vengan de donde vengan, los sacrificios serán mayores, pero tendrán que venir de toda la sociedad. Clamamos por la austeridad estatal, pero además, por una conciencia “largoplacista” que evite el desangre de nuestros recursos hacia los países vecinos y el narcotráfico.


Las riquezas son riquezas porque las estimamos; nuestras ideas son lo que son porque nos las representamos”. Michel Foucault Filósofo francés (1926-1984)

Porque escribir es siempre esconder algo de manera que después sea descubierto”. Italo Calvino Escritor italiano (1923-1985)

Los economistas se rompen la cabeza, mientras los aficionados ofrecen todo tipo de soluciones – unas creativas, otras trilladas; muchas populistas. Lo cierto es que las finanzas del país están en alerta roja, y no se vislumbra una solución que nos permita llegar a fin de año con la cabeza sobre el agua; mucho menos una que evite un nuevo ciclo de protestas, violencia y chantaje callejero.

En el centro del dilema está el bolsillo de los ecuatorianos, sin excepción. No solo de las poblaciones rurales, sino también de las clases populares urbanas, que con su trabajo diario aspiran a conformar una clase media cada vez más lejana.

Según quien los juzgue, los culpables de la actual debacle vienen de todas las formas y colores: verdes, amarillos, arcoíris multicolor o tricolores con estrellitas; y los tiempos pueden ser inmemoriales, coloniales, democráticos, revolucionarios o tan recientes como el último fin de semana. La deuda que hemos creado es la misma: una sociedad descontenta con su clase política y estancada por un sistema de educación miope, la corrupción y el egoísmo clasista. No tenemos una visión de país a futuro.

Para crear esa visión de futuro, si es que lo logramos concretarla, tendremos todos que cargar con un pedazo de país en el hombro. Vengan de donde vengan, los sacrificios serán mayores, pero tendrán que venir de toda la sociedad. Clamamos por la austeridad estatal, pero además, por una conciencia “largoplacista” que evite el desangre de nuestros recursos hacia los países vecinos y el narcotráfico.


Las riquezas son riquezas porque las estimamos; nuestras ideas son lo que son porque nos las representamos”. Michel Foucault Filósofo francés (1926-1984)

Porque escribir es siempre esconder algo de manera que después sea descubierto”. Italo Calvino Escritor italiano (1923-1985)

Los economistas se rompen la cabeza, mientras los aficionados ofrecen todo tipo de soluciones – unas creativas, otras trilladas; muchas populistas. Lo cierto es que las finanzas del país están en alerta roja, y no se vislumbra una solución que nos permita llegar a fin de año con la cabeza sobre el agua; mucho menos una que evite un nuevo ciclo de protestas, violencia y chantaje callejero.

En el centro del dilema está el bolsillo de los ecuatorianos, sin excepción. No solo de las poblaciones rurales, sino también de las clases populares urbanas, que con su trabajo diario aspiran a conformar una clase media cada vez más lejana.

Según quien los juzgue, los culpables de la actual debacle vienen de todas las formas y colores: verdes, amarillos, arcoíris multicolor o tricolores con estrellitas; y los tiempos pueden ser inmemoriales, coloniales, democráticos, revolucionarios o tan recientes como el último fin de semana. La deuda que hemos creado es la misma: una sociedad descontenta con su clase política y estancada por un sistema de educación miope, la corrupción y el egoísmo clasista. No tenemos una visión de país a futuro.

Para crear esa visión de futuro, si es que lo logramos concretarla, tendremos todos que cargar con un pedazo de país en el hombro. Vengan de donde vengan, los sacrificios serán mayores, pero tendrán que venir de toda la sociedad. Clamamos por la austeridad estatal, pero además, por una conciencia “largoplacista” que evite el desangre de nuestros recursos hacia los países vecinos y el narcotráfico.


Las riquezas son riquezas porque las estimamos; nuestras ideas son lo que son porque nos las representamos”. Michel Foucault Filósofo francés (1926-1984)

Porque escribir es siempre esconder algo de manera que después sea descubierto”. Italo Calvino Escritor italiano (1923-1985)