La economía de la abundancia

El tema les parecerá inapropiado en la realidad que estamos viviendo. Las columnas de opinión y los grandes titulares de la prensa, están enfocados en las denuncias y los escándalos como el pan de cada día; son pocas las visiones positivas sobre el futuro.

Realmente asombra como este país lleno de diversidad y riqueza natural, está hoy sumido en una endémica pobreza intencionalmente causada por las clases dominantes y facciones políticas que se desprenden desde la época colonial.

Basta revisar los apellidos de sus gobernantes nacionales y provinciales y de otros caudillos menores, para tener la convicción de que nuestra patria ha sido esquilada históricamente por la oligarquía terrateniente, por comerciantes y banqueros, sobrevivientes de fementidas transformaciones y cuartelazos.

La semana pasada se hizo visible la fragmentación política y en muchos casos la repetición indecorosa de los infaltables salvadores de la patria, con sus consabidas ofertas electoreras ayunas de consistencia y efectividad. Repugna la osadía de algunos cuya página de vida es un prontuario de delitos y corrupción; sin embargo, dicen tener la fórmula para resolver nuestra intrincada realidad.

Konosuke Matsushita, multimillonario hombre de negocios del Japón, dijo con enorme autoridad y acierto que, “solamente satisfaciendo las necesidades básicas de la humanidad, el hombre quedará libre al fin para conseguir la paz y la dicha universales”. Todos sabemos lo que es actualmente el Japón, una de las mejores economías industrializadas y organizadas del mundo que salió avante de los horrores de la guerra.

La energía y creatividad de esta nación, es un ejemplo de lo que se pueda lograr para alcanzar la economía de la abundancia que corresponde a un país lleno de fortalezas como el nuestro. ¡Dejemos de ideologías y de discusiones filosóficas! Sepamos escoger la mejor opción y ¡Pongámonos a trabajar!