Íntima complicidad

Manuel Castro

Parece que en Ecuador la tripleta que funciona es Correa, Moreno y Glas. El resto son hábiles pasadores de la pelota para ayudar a tapar la corrupción y en lo posible tener el poder total nuevamente en 2021, si es que la ‘manga de ingenuos’ ( Mafalda) lo permite, pues están encantados con las dulces palabras del presidente, quien usa el ‘bisturí’ para hacer cosquillas en lo económico, en política internacional y no se diga en lo referente a corrupción, a la cual respeta dizque por la “independencia de poderes”, que la vio anulada cuando fue vicepresidente.

Para distraernos y tapar el desbarajuste económico, moral y antidemocrático de estos diez años, ante el peligro de un juicio político a Glas, el oficialismo se ha lanzado contra el Contralor en funciones, porque ha dispuesto una auditoría de la gestión a la deuda “y eso no es parte de sus funciones” y, por tanto, merece un juicio político, conforme ha afirmado la asambleísta Buendía, cuando antes el oficialismo decidió archivar el juicio político a Glas por “falta de pruebas”.

Todo intento de enjuiciamiento a Glas será archivado, pues la actual administración, que es la misma del anterior gobierno saldría golpeada. Por ello la lentitud del Fiscal General, que intenta ser imparcial, aunque el infierno, como dice Dante, está lleno de buenas intenciones y nuevos ricos, que soltarán la lengua si alguien habla más de lo conveniente.

Los ecuatorianos en su gran mayoría quieren que se enjuicie al Vicepresidente. El oficialismo preferirá o hará las gestiones mediante “una colaboración eficaz” para que renuncie y con el “diálogo” todos se hagan de “a buenas” y olviden el pasado de esta “década ganada” a medias con Odebrecht.

‘Capaya’ será el más beneficiado de los presuntos corruptos, recibirá una pena menor y punto, tal vez devuelva algo. Tendrá que agradecerle al ‘intermediario’ doctor Serrano, quien de presidente del primer poder del Estado pasó a ser ‘cazacorruptos’. Y la consulta, nones, pues marcharían todos. Ergo, el actual rey reina, pero no gobierna, bien se decía en la antigüedad: “Quien debía el trono tenía que limitar su papel político”.

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