Ing. Guido Favián Quirola MBA.
Se dice que cuando una tecnología se vuelve placentera, se hace omnipresente y esencial, se vuelve invisible, desaparece, se vuelve parte de nuestra vida; solo pensemos en la electricidad, los autos, los aviones, la televisión, los teléfonos inteligentes y por supuesto la red mundial Internet.
Internet se ha convertido en la base de nuestra economía y esta pandemia ha provocado un crecimiento acelerado en plataformas como Amazon, Netflix y Disney+, Zoom, Google Meet, Slack entre otras, aunque también ven opacadas sus utilidades debido a gastos derivados del COVID-19. Un comentario aparte merece las plataformas de educación virtual cuya utilización ha permitido a millones de estudiantes continuar con sus estudios, provocando cambios fundamentales que sugieren que están aquí para quedarse.
En nuestro país, la mayoría de emprendimientos también están apoyándose en plataformas digitales a fin de poder llegar con sus bienes o servicios a sus potenciales clientes, plataformas como Facebook, WhatsApp, YouTube están siendo utilizadas para acortar esta brecha de distanciamiento social, lo que ha permitido promocionarse y prosperar con sus emprendimientos.
Según Héctor Aguirre de Telconet Latam “creció el ancho de banda en un 25 a 35 %. Un fenómeno que observo en Loja, es la proliferación en la provincia de nuevos proveedores de SVA, lo cual hace pensar que ha crecido la demanda a nivel hogar”, esto demandará inversiones en nuevas tecnologías, por parte de proveedores de servicios de Internet, modernizando las bases para nuevos y mejorados servicios en la red.
El mundo ha bajado su ritmo habitual pero no se ha paralizado, pero como en toda tecnología, no todo es bueno, debe tener sus límites y dependerá cómo la usemos; nosotros escogemos la ruta y como en una carretera bien pavimentada, nos llevará a nuestro destino de forma tan suave y eficiente que no nos damos cuenta a la velocidad que estamos viajando.