Integridad

Hacer lo correcto aún cuando nadie esté mirando, es como popularmente se define la integridad, en una cita que -en honor a sí misma- no se puede atribuir a personaje alguno.

Integridad debe ser la vara con la que se mide a todo candidato de elección popular y a los funcionarios del Estado.

Las necesidades del país, el desempleo, la dificultad de surgir y crear para los jóvenes mejores oportunidades que las que tuvo nuestra generación son tan urgentes, que el estándar para el manejo de la ‘cosa pública’ no puede ser el no tener sentencia ejecutoriada o el no poder inscribir una candidatura al no cumplir con el requisito de la ‘presencialidad’, al encontrarse en la cárcel.

Que el funcionario que haya ganado un concurso “de mérito” para liderar el organismo designado por la Constitución para ejercer el utópico ‘Control Social’ haya utilizado el mismo documento para asegurarse ventaja en la postulación y para importar un vehículo de lujo, que para miles de personas significa una ayuda casi vital, dice mucho de la falta de integridad del sistema social y político dominante en nuestro país.

La integridad nace en el hogar, sí, pero se refuerza en la escuela, en la comunidad, en la cultura y desemboca en aquello que, al final, determina cómo y qué se hace y se deja de hacer: lo público.

Los partidos políticos tendrían que hacer de la integridad su bandera de campaña. Y, lo propio, deberá hacer la Asamblea Nacional. Los votantes, ciudadanos y, como solía decir el exocupante de Carondelet, los ‘mandantes’ no deben esperar menos. Hacer lo contrario consiste en subestimarlos, y su paciencia está muy cerca de terminarse.

La experiencia es una escuela cara, pero los necios no aprenderán en ninguna otra.” Benjamín

Franklin (1706-1790) Político, científico e inventor estadounidense.

Los niños pobres sin infancia envejecen de tanto vivir a la defensiva.”

Elena Poniatowska (1932- ) Escritora, periodista y activista mexicana, nacida en Francia.