Pablo Izquierdo Pinos
Entre las escaramuzas políticas y acusaciones graves que se endilgan los fiscales Baca y Moreno y la aparente parsimonia del Ejecutivo para que se ‘auto inmolen’ las figuras contaminadas del Gobierno anterior, surgen voces de esperanza. La revocatoria de la reserva a los estudios actuariales, anunciada por el presidente del IESS, Manolo Rodas Beltrán, muestra el talante, la transparencia y hombría de bien de nuestro joven paisano azogueño, diferencia abismal con sus antecesores. Señal de que se terminó el encubrimiento y empieza el cambio.
En 2012 el IESS incorporó la cobertura de salud a dos grupos de población sin el debido financiamiento: a los hijos menores de 18 años de afiliados y de jubilados. La eliminación del 40% del aporte del Estado al fondo de pensiones originó un enorme agujero negro actuarial que derivó en un impresionante déficit de caja.
Millones de dólares de ese fondo de pensiones pasaron al fondo de salud para fondear la construcción de elefantiásicos hospitales bajo un forjado régimen especial. Tarea en la que el nuevo presidente del IESS, estamos convencidos, tomará sabias decisiones en bien de la sostenibilidad del Seguro Social.
Agrupar pacientes del mayor riesgo en un instituto contradice toda regla de sana administración. El IESS necesita este año USD 3.475 millones para las atenciones médicas de la población cubierta, pero solo tiene 2.230 millones por aportes de los afiliados. No habrá camas suficientes, geriátricos ni establecimientos de salud mental adecuados, si se persiste con esa política. Las cápitas se digitan entre grupos siempre beneficiados y pocas veces auditados, y las compras se prestan a suspicacias por los intereses en juego.
Una vez que la Contraloría reconoció la deuda de más de 2.500 millones que el Estado le debe al IESS y que fueron borrados ilegalmente de los balances contables del IESS en la administración anterior, no queda sino recuperar ese dinero. Difícil tarea la de Rodas: la recuperación de la fe de millones de afiliados al IESS se encuentra en su gestión diáfana y honesta que marcará un hito histórico en los 90 años de vida del IESS.