Huérfanos y viudas

PADRE MARTÍN GONDRA

¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen las tradiciones de nuestros mayores? Se lo reprochan al Maestro, porque saltarse la más mínima norma no es tolerable. No piensan en el bien de la gente, sólo en cumplir y así se alejan del mismo Dios. Vivir la relación con el Señor a base de preceptos humanos, por encima de todo y de todos, es querer control y seguridad en la religión. Hace sentirse bueno, pero no garantiza que ayude a amar al otro.

Jesús no está en contra de la ley, sino de las prácticas leguleyas sin sentido. Tampoco la coloca en el centro de su Noticia, no es la llave para conocer la voluntad del Dios de la misericordia. Este Padre supera las normas: no basta no matar, hay que sacarse del alma el odio al enemigo; no basta cumplir con el diezmo, hay que compartir con los pobres; no es suficiente lavarse las manos, hay que tener el corazón limpio. No importa ser samaritano, hay que darse. Da lo mismo ser mujer extranjera, su fe es válida. Debemos parecernos a Él, es un buen modelo.

El cambio personal no consiste en más exigencias, más leyes de perfección; quizá la sabiduría del corazón cercano a Dios está en verme como soy, con virtudes y miserias, aunque hieran mi amor propio, y confiar en el Amor capaz de convertirme, el único que lo puede hacer.

No rechazamos la experiencia de los antiguos, somos sus herederos, pero no se trata de copiar el pasado; hoy no vivimos como ayer, los dolores y sufrimientos son otros, las necesidades distintas y las formas y respuestas deben ser nuevas.

Y aprender con Pablo que “la religión pura e intachable a los ojos del Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas”. Y no ser corrupto.

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