RICARDO VERA CALDERÓN
No pertenecen al mundo de la fantasía de Marvel Comics, pero fueron de los primeros grupos de socorro y rescate en llegar a la zona del desastre en Pedernales, en la madrugada del 17 de abril. Fueron 13 hombres que se embarcaron en esta misión a medianoche, dejando a sus familias angustiadas, ya que en nuestra tierra también se sintieron los efectos del sismo, y la incertidumbre se alimentaba por la información que llegaba a través de redes sociales y de WhatsApp. Inmediatamente llegaron, y durante los primeros minutos de realizar un rastreo minucioso, en un ambiente de tinieblas, identificaron a una víctima, la misma que fue rescatada de entre los escombros, quien lamentablemente por la gravedad de las lesiones falleció posteriormente.
El pelotón se dividió en 4 grupos, quienes después de muchas horas continuas de trabajo en condiciones complejas, lograron rescatar varias personas vivas, y también 17 cuerpos de fallecidos. Regresaron a nuestra ciudad con perfil bajo, pero con la frente en alto por la satisfacción del deber cumplido. Sus nombres no importan, pero lo que sí importa y hay que resaltar, es esa vocación de servicio de un grupo de personas, que ni bien llegó a su casa, se embarcó, en otra madrugada de desgracia, a socorrer a nuestros hermanos de Alluriquín, que sufrieron el desbordamiento impresionante del río Damas con la consecuente afectación de vidas y de infraestructura.
Son los bomberos de Santo Domingo, a los cuales en esta columna me permito felicitar. No hubo honores en su retorno, ni tuvieron la cobertura mediática de la televisión, ya que no son ni de Quito ni Guayaquil, pero para quienes si debe de haber el reconocimiento ciudadano por arriesgar sus vidas para salvar otras. Felicitaciones héroes.