Galimatías educativo

Fabián Cueva Jiménez

La prueba Ser Bachiller y su aplicación, desató reacciones de sorpresa, asombro, ira y duras opiniones y hasta pedidos de declaratoria de emergencia educativa. Es insólito e inadmisible lo ocurrido en los últimos 12 años y al confirmar nos llenamos de enojo, escuchando además a los propios responsables, justificaciones increíbles.

Se dijo: es necesario elaborar un nuevo perfil socio-económico del bachiller, no hay prueba perfecta, hay que eliminarla, no se adapta a la malla curricular, la universidad no es para todos, hay que repensar en el tipo de bachillerato, pediremos una acción de protección, se sancionará a los responsables, no hay orientación vocacional, educación en línea es la solución, es indispensable evaluar la evaluación, se ataron los exámenes de grado al ingreso a la universidad, la oferta universitaria es mínima, se requieren más recursos económicos, los sueños de muchos se truncaron, engaños y trampas, la educación técnica se debe priorizar…

Allí el galimatías, no por el lenguaje difícil de comprender, sino en la confusión de ideas, acciones embrolladas y equívocos permanentes de quienes en lugar de ser la solución son el problema. Un exministro, hoy asambleísta, sin inmutarse: “El sistema educativo tiene un colapso institucional”.

La Comisión de Educación de la Asamblea, que no trata por años las reformas a la Ley, da plazo de 45 días para que se subsane el problema; el Ineval, tiene resultados de los factores asociados al aprendizaje y no aporta; el Ministerio, no estructura el Consejo Nacional de Educación, organismo consultor y orientador, posible solución; la Senescyt, con inexactas ofertas de carreras y ningún modelo de ingreso preciso. Una real enciclopedia de confusión ¿quién la resuelve?

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