¿En busca del oro o la felicidad?

Andrés Ontaneda

Muchos de los motivadores nos hablan de la felicidad, los “influencer” en las redes sociales nos hablan que debemos emprender y hoy más que nunca el dinero es fácil de hacer, los religiosos nos hablan de riqueza espiritual, y muchos de los que quieren cambiar el mundo nos dan retórica sin cambiarse ellos mismos. La ciencia nos explica que para lograr la felicidad no necesariamente se necesita de dinero, pero los economistas explican que el dinero es parte de la felicidad aunque no sea la prioridad.

Quiero traer a reflexión la historia de “El Rey Midas”, rey en la antigua Frigia. Un día, ayudó a un viejo amigo de Dionisio, el rey de las fiestas y el jolgorio, y, como recompensa, le concedió un deseo a Midas, le pidió a Dionisio que pudiera convertir en oro todo lo que él tocara. Cuando su deseo fue efectivo. En cuestión de minutos, se había convertido en el hombre más rico del mundo.

Cuando tuvo hambre, se sentó en la mesa del banquete y, cuando cogió un pedazo de carne, este se convirtió en oro sólido. Pero lo peor sucedió cuando su hija lo abrazó: ella instantáneamente se convirtió en una estatua de oro. Al final, Midas le rogó al Dios Dionisio que le quitara el poder. Dionisio envió a Midas a la fuente del Río Pactolo, en donde debía tomar un baño con el fin de ser restaurado a la normalidad, finalmente, ambos fueron retornados a su estado original. Cuando Midas perdió su habilidad de hacer oro, fue feliz de nuevo.

¿Cuál es la riqueza que buscas? Muchas de las veces vivimos buscando el oro superficial y lo confundimos con el oro auténtico, aunque sin dinero no se puede vivir, pero no sirve de nada si no tengo a quien abrazar, con quien compartir mí cena, con quien llorar o simplemente agradecer. «El valor más importante no es la riqueza ni la fama, sino la felicidad», decía Tal Ben-Shahar. (O)

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