MANUEL AGUILAR REYES
Cuando escribo nuevamente de este terrible flagelo epidémico que por ahora está circunscrito, con mayor impacto a China, el número de muertos supera los 1017 y los afectados los 43.000, cifras que mantiene en alerta a la OPS y al mundo, pues la consecuencia de su avance sería desastrosa para el hombre de otras latitudes. Los causantes de esta patología son los animales que anidan en sus organismos, en esta oportunidad, a los virus, que no les afecta, traduciéndose en reservorios y transmisores pasivos de ellos.
La aparición de este nuevo azote mundial, coincide con la legalización en el Ecuador, por parte de la Senescyt, de una organización científica veterinaria, cuya sede central es nuestra ciudad, denominada Sociehisvet (Sociedad Científica Ecuatoriana de Historia de la Veterinaria), que aglutina a un número significativo de profesionales interesados, tanto, en demostrar con sus investigaciones la importancia de la veterinaria en el convivir nacional, como en rescatar su importancia social.
Quien escribe estas líneas, es un veterinario que sus colegas lo distinguieron como su presidente; y, por ende, me siento respaldado para emitir criterios técnicos sobre esta patología zoonosica (enfermedades que transmiten los animales al hombre y viceversa). En la entrega del jueves anterior, mantuve y sostengo, que los organismos mundiales de salud, incluido nuestro país, no le otorgan la importancia científica que posee la veterinaria en salud pública, al no desarrollar como la técnica insinúa, una rígida, sólida y sostenida vigilancia epidemiológica, que permita a los científicos, conocer con anterioridad el desplazamiento de los patógenos en los reservorios animales y predecir con antelación su impacto en la salud del hombre, principio y fin de la ciencia. Solo otorgándole la importancia médica a nuestra profesión, en el mundo, podría el hombre beneficiarse de sus resultados, debiendo ya acostumbrarse en Ecuador a ver al veterinario trabajar con el médico humano en los hospitales y ser parte del equipo de salud pública, que hoy no formamos parte.