El más viejo

Ha muerto Sakari Momoi, ciudadano japonés de 112 años de edad, que constaba en el libro de los récords Guinness como el hombre más longevo del mundo. Con motivo de este deceso producido por causas naturales, salió a relucir una característica de la Tierra del Sol Naciente: posee la mejor esperanza de vida (73 años), mientras que en varias naciones africanas a duras penas llega a 40.


Japón es uno de los países más adelantados del planeta, especialmente en materia tecnológica y económica; con bajas tasas de natalidad y mortalidad, en ese medio conviven el vertiginoso desarrollo encarnado en el tren bala (shinkansen) y la valoración a los ancianos, la vanguardia de la modernidad y la preservación de edificantes tradiciones.
En contraste a lo que generalmente sucede en Occidente, donde son menospreciados y hasta marginados de diversas maneras quienes han sobrepasado los 65 años de vida, los japoneses que llegan a la tercera edad no son estorbo para nadie, ya que en todo momento se les hace merecedores de gran aprecio y máximas garantías sociales, en vista de que se les considera constructores del presente y portadores de la sabiduría que proviene de la experiencia.


El 15 de septiembre era celebrado el Día del Respeto a los Ancianos, en la actualidad se lo hace el tercer lunes de este mismo mes: refleja un factor esencial de esa cultura que nutre especialmente a los jóvenes con una costumbre de gratitud y dignidad, que refleja valores sólidos de estructuración familiar, sentimientos nobles y progreso colectivo.


Qué grato debe ser cerrar los ojos para siempre, como lo ha hecho Sakari Momoi, en ambiente de calor hogareño, atenciones entrañables, querencias sinceras, eternas, emblemáticas.


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