El gran silencio

Innumerables son las consecuencias causadas por el aparecimiento de una peste nunca vivida en el mundo, inenarrables también, por el estremecimiento que padecen las ocupaciones habituadas por la humanidad, desde la más fácil hasta la más compleja.

Diré que vivimos un gran silencio, aun habiendo estridencias que no las percibimos, pareciera que observamos una película muda y en cámara lenta. Las edificaciones, las calles, el cielo mismo, asoman descoloridos, espantable palidez tiñe el aire y los rostros del prójimo. El ambiente es solitario, creo con sostenida razón han detenido las manecillas del gran reloj.

Todos confinados en las casas de cada quien, hablando de lo mismo, agazapados, escondiéndonos del aterrador espectro que puede sorprendernos en cualquier esquina, o que ocultamente venga en el carraspeo de un ser querido, o talvez por mala coincidencia al saludar a un amigo, todos vivimos protegiéndonos de la acechanza del temible que puede cogernos desprevenidos para con crueldad clavar su colmillo letal, Corona Virus se apellida la espantosa ponzoña que sin piedad deshace los pulmones.

Parte de los mortales vivimos tapados boca y nariz con antifaces evitando el contagio, los ojos protegidos con gafas, la cabeza con gorros o sombreros, las manos con guantes, buscando encontrar el remedio que ahuyente al miedo. La familia unida, recogida en medio de paredes que son refugio, escudados por prevenciones donde la oración y la fe son irreductibles.

Casi la población entera en obediencia, aislados usando agua y jabón para las manos, alcohol y recetas que suplan al médico y a las casas asistenciales del Estado, bebiendo aguas medicinales con limón, creyentes en la madre que hace señales de la cruz en la frente de sus hijos que sienten la escases del pan por falta de trabajo, y se abruman de dolor mirando la guadaña del maligno que siega miles de vidas y las arroja a las veredas.

La esperanza está en la esquina, volverá el bullicio de la gente a las calles, volverán las sonrisas, los abrazos, disfrutaremos del aire, volverá el amarillo del sol a madurar los trigales, reverdecerá la vida para transitarla felices. Volverá Dios, ahora ausente por algún descuido…