El gran rebaño

Eduardo Naranjo Cruz

El humano con su capacidad de abstracción puede manejar información mediante signos creados para el efecto, a eso se aduce el desarrollo alcanzado por la civilización, sin embargo, esto que opera la parte lógica del cerebro, su neocortex no es lo que realmente conduce la totalidad de su vida, ya que la parte antigua del sistema cerebral tiene una profunda injerencia en sus decisiones.

Los sicólogos y neurocientíficos lo saben y entienden que esta parte es la que permitió a la especie sobrevivir en un entorno muy hostil y es la que nos conecta más simétricamente con las demás especies y que pese a lo miles de años de evolución nunca desapareció porque es parte de la máquina vital para seguir adelante y reproducir la especie, aunque esto último va desapareciendo en las sociedades más desarrolladas.

En todo caso, es presumible asumir que la potencia arrasadora que tiene el fútbol está ligada a esta parte primitiva de la mente humana, por el sentimiento de pertenencia y triunfo visualizado en una pelota y unos gladiadores a los que se prefiere, por eso vemos al planeta semiparalizado y con escenas masivas de alegría o de dolor. El futbolista es el rey del mundo, si alguno de ellos piensa en el poder total asumiría la política y adentro.

Una antigua película muestra el éxito masivo de un deportista al que una corporación lo quiere para utilizarlo, el líder deportista honesto se niega y decide asumir el poder, sin embargo, termina el suspenso sin conclusión. La actualidad muestra este gigantesco negocio al que las multitudes asisten ciegas de emoción, siendo hasta capaces de provocar hecatombes. Los jugadores son posesión de la corporación. El rebaño humano estará en manos de quienes entendieron el poder de la sugestión masiva y su precisa aplicación.
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