Dignidad negra

POR: Mariana Minda.


Los afroecuatorianos son poseedores de una dignidad innata que corre en la sangre de sus venas, dándole una personalidad única que tiene reflejos de luz, que aclara todo cuanto le rodea. La dignidad negra alcanza su fortaleza con la superación de los dolores y escarnios de la esclavización, pues su inteligencia y persuasión les permitió cambiar todo lo malo por lo mejor, con la elevación de su autoestima para considerarse humanos, calidad que les fue negada por sus dominadores. Ahora los negros se consideran y demuestran su gran personalidad, conservada en lo más hondo de su ser; son muy dignos y se destacan en todos los campos: intelectuales, artísticos, deportivos, científicos, administrativos…, en todo los que se desenvuelven, y cada vez vemos más y mejores exponentes, que son ejemplo a seguir.


La dignidad negra tiene su origen en la experiencia y el convencimiento de que la mejor respuesta al oprobio, a la ofensa, a la maldad, es la reacción tranquila y pacífica de cambio, de lo malo y doloroso que se recibe dando lo bueno y amable, que jamás pensaron recibir.


La dignidad es el valor moral sobre el cual se sustentan los demás, como el respeto, la responsabilidad, la honradez, la verdad, la solidaridad, la honestidad, la fidelidad, la justicia, la sinceridad que hacen de una persona un dechado de virtudes que busca la perfección, situación imposible de alcanzar, pero que sí permite tener una convivencia armónica y de paz, que si todos la practicamos sí podemos mejorar.


La dignidad negra es una cualidad superlativa, porque el color negro es sinónimo de firmeza y que con fuerza no cambia, no se descolora, sino más bien se afianza y afirma, para dar a conocer que busca permanecer siempre igual.


La dignidad negra es característica de la familia bien constituida, donde brillan los principios y buenas normas que se alimentan con la buena educación de las aulas escolares y posteriormente con la enseñanza académica que profesionaliza, para el desempeño en la administración de los ciudadanos de los pueblos y ciudades, para hacer el progreso y el desarrollo.


Vivir con dignidad debe ser la mayor aspiración de todo ser humano, porque la dignidad produce satisfacciones y felicidad para una vida plena. Vivamos dignamente, cumplamos la misión de servicio para la cual recibimos la vida.