Despedida…

Roque Rivas Zambrano

El cáncer parece ser una plaga, de aquellas que arrasa con lo hermoso, con lo que fue sembrado en tierra fértil. A lo largo de mi vida vi cómo esta enfermedad arrancó la robustez, el brío y las ganas de despertar a personas que quise infinitamente. Es una batalla difícil, que empieza por un diagnóstico devastador del que pocos se recuperan.

Hace años, cuando la medicina era menos avanzada, cáncer era casi un sinónimo de tratamientos extenuantes, desgaste y muerte. Afortunadamente, en la actualidad, hay formas de detención temprana y tratamientos que pueden, incluso, curar este padecimiento.

A pesar del éxito de las terapias radica en la manera en la que las personas se enfrentan a este “monstruo”. Hay quienes se convencen de ser invencibles y lo demuestran, al pasar por la quimioterapia sin abandonar lo que aman. Su espíritu se impone a la materialidad de su cuerpo.

Es lo que ocurrió por dos años con Rachael Bland, presentadora de la BBC Radio 5 Live, quien se dedicó sus últimos meses a escribir una biografía que serían las memorias con las que contaría su hijo Freddie. Bland tenía una forma de hablar del cáncer que estaba llena de brillantez y humor, por lo que cambió la concepción que tenían sus oyentes sobre este mal.

Cuando la locutora se enteró de que el proceso era irreversible y que le quedaba poco tiempo, se despidió de su audiencia diciendo: “En palabras del legendario Frank S, me temo que ha llegado el momento, mis amigos. Y de repente. Me dijeron que solo tengo días. Es muy surrealista. Muchas gracias por todo el apoyo que he recibido…Au revoir, mis amigos”. Tenía 40 años y quizá este sencillo mensaje, compartido a través de Twitter, fue el más concluyente de su vida. Las despedidas forzosas son así: irremediablemente definitivas.

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