¿Democracia fallida?

MARÍA ROSA ZURY

El día internacional de la Democracia me ha llevado a reflexionar sobre las repercusiones que la corrupción, la demagogia, el abuso de poder o el desinterés puede llegar a tener sobre este sistema de gobierno. Ante todo, se debe resaltar que la democracia es considerada como la mejor forma de organización política en cualquier sociedad. Este sistema permite respetar la voluntad popular, mantener un estado de derecho y al mismo tiempo, gracias a una división mínima de poderes que establece (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) evita los abusos de poder por parte de los gobernantes.

Por consiguiente, la voluntad popular hace referencia al acto de acudir a votar, cada cuatro años, y elegir a quien represente los intereses y necesidades del pueblo, además de otorgarle legitimidad. Sin embargo, y a pesar de que las sociedades contemporáneas son esencialmente representativas, eso no significa que la participación de la sociedad es el acto de votar, sino que, requiere de ciudadanos involucrados, que propongan políticas públicas y que fiscalicen al poder de turno. En otras palabras, la representación y la participación activa se complementan, caso contrario, y si el desinterés ciudadano se mantiene, se podría hablar de una democracia con limitaciones.

Asimismo, la división de poderes se creó con el fin de otorgar un equilibro en torno a las decisiones y control entre los ámbitos del Estado. No obstante, el constante uso de la justicia en torno a los intereses del poder de turno, el intercambio de Hospitales a cambio de votos en el Legislativo, y la ausencia de liderazgo en el Ejecutivo, da como resultado una falla en nuestro sistema democrático.

Ya es momento de hacer una pausa como ciudadanos y entender que el desinterés no ha traido ni traerá nada buena a nuestra sociedad, que los representantes del poder seguirán jugando en torno a sus intereses, aprovechándose de que no cuestionamos sus decisiones. La Democracia, pide a gritos nuestro accionar. Hagamos una pausa, hablemos de política, exijamos mejores representantes, seamos tolerantes. Caso contrario, estaremos destinados a muchos más años de corrupción, demagogia y abuso de poder, es decir, a una Democracia fallida. La decisión es nuestra.

[email protected]