Mesías Mestanza S.
Desde el punto de vista del Derecho Constitucional, el estado de excepción es una limitación a ciertos derechos individuales en una nación. Si nos referimos a Ecuador, podemos decir que es un régimen de excepción, cuya atribución constitucional la tiene el Presidente de la República para decretarlo en situaciones extraordinarias que afecten gravemente a la seguridad del país, en las cuales son insuficientes las facultades ordinarias y comunes. El Premier está facultado por la Constitución a decretar el estado de excepción en parte o en todo el territorio nacional en caso de agresión, conflicto armado internacional o interno, grave conmoción interna, calamidad pública o desastre natural; por supuesto que aquel estado de excepción observará los principios de necesidad, proporcionalidad, legalidad, temporalidad y lo que es más, razonabilidad. Podrá suspender o limitar el ejercicio al derecho a la inviolabilidad de domicilio, de la correspondencia, libertad de tránsito, asociación, reunión e información en los términos que señala la Constitución. Una vez que se ha decretado el estado de excepción, el Presidente de la República puede decretar también la recaudación anticipada de tributos; utilizar fondos públicos destinados a otros fines, excepto los que corresponden a salud y educación; disponer la censura previa a la información; disponer el empleo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional y llamar a servicio activo a la reserva, así como al personal de otras instituciones; disponer la movilización y las requisiciones que sean necesarias; puede también disponer entre otros, el cierre o habitación de puertos, aeropuertos y pasos fronterizos. En definitiva, el control interno del país queda bajo la responsabilidad de Fuerzas Armadas, cuyo Comandante en Jefe es el Presidente de la República. Se ha de entender que estas facultades del Presidente son constitucionales, y por ende debemos acatar los ecuatorianos y colaborar de la mejor manera como en estos casos de desastres naturales, cuyas inclemencias están pasando nuestros hermanos ecuatorianos. Debiendo entenderse que toda medida de ajuste económica debe tomarse con la prudencia del caso, capaz de que la medicina no vaya a ser peor que la enfermedad, para lo cual se necesita sabiduría y muchas bendiciones. [email protected]