Pablo Ruiz Aguirre
Cuántas veces hemos sido diferentes y hemos cambiado de opinión. Que difícil entender el mundo sin haber sido mariposa y entender la vida en un día y lo inexorable del tiempo. O ser perro callejero y andar oliendo el mundo sin la complicación del todo, con el albedrío de la nada. Que fortaleza la de ser piedra y mirar el rio encima y que su corriente te empañe. Cuántos momentos hemos sido hoja y nos hemos dejado llevar. Las veces que hemos sido viento y hemos tratado la vida soplar. Cuántas veces hemos sido luna y hemos esperado el sol. Nos hemos equivocado y también hemos dado una solución.
Cuántas veces hemos sido carne y hemos esperado en angustia maternal que vengan a masticarnos incluso la libertad. Cuántas veces nos han consumido como un producto al por mayor envasado. La sublime sensación de que seamos caballos salvajes y abalanzarnos en el verde de la montaña, no es igual a que se te embarque un hombre en la espalda-la culpa misma-, y debas caminar a paso doble y a rajatabla. Es distinto ser agua y bañar a quien el cuerpo pretende purificar a pesar de que no seamos barca que pueda salir del puerto y navegar.
No entiendo a quien no ha querido ser planta y tener hambre de luz o ser una manzana sin empaque abandonada frente a un supermercado. Negando el mostrador, el precio y la competencia por algo que naturalmente se nos ha dado. Cuántas veces hemos tenido la dicha de poder ser polvo en el rincón de la alcoba y no hacer nada más que esperar una escoba con paciencia de tortuga venir a cachetearnos. La felicidad de ser coral y no tener género, de ser padre y madre de lo fecundado de una sola vez. El placer mismo de la vida, de ser polen y volar para fertilizar por doquier.
Cuántas veces hemos sido el desolado, el que no tiene compañía. Cuántas veces hemos sido el hambriento, el que se come la camisa. Cuántas veces hemos sido el desahuciado, el que no tiene hogar. Cuántas veces hemos sido el contrario, el enemigo con el que no quieren contar.
En fin, cuántas veces hemos sido la naturaleza, el migrante, el otro, lo otro, más cuánto necesitamos en estos días inmigrar al amor desde el odio. (O)