Covid: feriado y relajamiento

El 15 de agosto superamos los 100.000 casos de personas contagiadas, y ya van 10.000 los fallecidos por Covid y probable Covid, según las estrechas cifras oficiales. En Quito, una de las ciudades más afectadas, se realizaron 20.000 pruebas, de estas 3.488 dieron positivo para Covid, y de ellos, 2.800 pacientes fueron asintomáticos. Esto significa que el 85% de casos no presentaron síntomas, son los más peligrosos por su mayor posibilidad de esparcir el virus. Este elevado porcentaje de individuos aparentemente sanos, pero portadores del virus, explica la alarmante situación que vive la capital, también explica porque a nivel nacional, muchos cantones que talvez se apresuraron en cambiar a semáforo amarillo y relajar las restricciones, tuvieron altos niveles de contagio, obligándose en poco tiempo a volver a un rojo más estricto.

Indigna observar actos de absoluta ignorancia e irresponsabilidad: gente agresiva participando en fiestas, en prácticas deportivas o libando en las veredas; tardíamente el COE dispuso Ley Seca a 18 provincias, esto debió hacerse tiempo atrás para todo el país, por principio el alcohol es un depresor de las defensas orgánicas, y vuelve al bebedor vulnerable a patógenos como los virus. España, luego de un lapso de relajamiento con playas abiertas, tuvo la alarmante cifra de 3.000 contagiados en un solo día, y en ese país hasta se ha prohibido fumar, aquí está vedado en sitios públicos, hacerlo es también preparar los pulmones para que se instale el Covid.

Nos pareció insensato el feriado que se dio por 10 de agosto, levantando las restricciones de transporte y abriendo las playas a visitantes, fue algo risible, pues en ese ambiente, se esperaba el uso de mascarilla y mantener distanciamiento físico, medidas que lógicamente casi nadie cumplió, esperemos no sufrir por esa causa un rebrote, sería desastroso, pues más de 500 médicos y enfermeras han renunciado o dejado sus cargos, por temor ante el gran número de sus compañeros caídos, por sentirse desprotegidos, por desgaste físico y mental; cancelarlos sería lo más injusto, pues para colmo a muchos no les han pagado; quienes se mantienen hacen gran honor a su profesión, pero frente a tanta indolencia e irresponsabilidad, no habrá sistema de salud que resista, Quinindé está en amarillo, habrá que ver sí merecemos este cambio, o volveremos al rojo, pues esta lucha no la ganamos en los hospitales, sino con el infatigable trabajo de sus autoridades, junto a una comunidad autorresponsable y disciplinada.

Shakespeare Abarca Córdova