Consuetudinario

POR: Víctor Hugo Portocarrero

La costumbre se hace ley en virtud del derecho consuetudinario. No se encuentra escrita en norma alguna, pero la población lo permite y el Estado lo respalda cuando se ajusta a la conveniencia de los tenedores del poder.

Debe pensar, que esta aplicación apoteósica de la ley o la justicia se justifica en tanto, es asistida por un argumento ético a favor de las personas de bien; más, cuando están en estado de vulnerabilidad económica, social, política. Empero, muy por el contrario, da la impresión que la acción consuetudinaria es aplicada e inventada en favor exclusivo, de aquellos que como antes, gozan del beneficio de certificación como miembro del clan que envuelve el poder en la acción mística refrendada por la providencia del supremo, que permitiría sádicamente una acción consuetudinaria contra quien no dispone individualmente de las armas para defenderse de la voraz hiena, para quien ¡insaciable¡ ninguno de los mandamientos se aplican.

El que aparentemente cada uno de los señoritos que se sentaron en Carondelet, sus “secundones” sean uno peor que otro, y que simule ser una costumbre, no significa que deba ser así, ni peor aceptarse.

El sadismo místico de la historia antigua y reciente del Ecuador, se puede combatir, la población puede empezar decidiendo; es decir, tomando el control, lo que nos llevaría a reflexionar y saber, “que mientras estemos eligiendo a miembros de los clanes del oprobio, seguiremos padeciendo de elecciones fraudulentas de presidentes payasos, tiranos y mitómanos”.

Debemos entender que si nosotros no establecemos nuestra verdad, serán las mafias quienes continúen ejerciendo el poder, generando sus propias verdades, en base a encuestas fabricadas sobre los elegibles del clan y, elecciones fraudulentas. La cobardía debe terminar.