Ricardo Guamán Araujo
Hace diez días que pasó uno de los peores desastres naturales que se tiene registrado en los anales de nuestra historia republicana. Todavía nos encontramos de luto y todos los días surgen víctimas mortales, heridos y desparecidos de este infortunio.
Un dolor que no solo pertenece a los pobladores de las provincias donde el terremoto dejó pérdidas materiales y humanas, es un dolor de los ecuatorianos, que por fin desaparecieron las barreras de raza, clase social y regionalismo. Al enterarse de lo acontecido, nuestros compatriotas que residen fuera de las fronteras patrias comenzaron a llamar a sus familiares, amigos y conocidos para cerciorarse que se encuentren bien.
No hubo la misma suerte para todos, desesperación y dolor que compartimos como miembros de un mismo país y de un mismo sentimiento. En Madrid, en Puertas del Sol, un grupo de ecuatorianos con banderas en alto y todo el sentimiento corearon “¡con toda el alma!” el Himno Nacional y hubo muestras grandes de tristeza, de sufrimiento y en sus rostros corrían lágrimas por lo ocurrido en su país al que tanto extrañan. Casos similares ocurrieron en Nueva York y Londres. Todos nuestros compatriotas están organizando eventos masivos para ayudar a volver a construir su país al que no olvidan y al que seguro volverán.
Internamente todos están dispuestos a colaborar y de todas partes contribuyen con lo que se necesita para poder llevar ayuda a las zonas más afectadas, con todo ese esfuerzo muy pronto nos recuperaremos de esta eventualidad.
Lastimosamente las coyunturas que se deben olvidar en este momento se ponen en evidencia y ensombrece lo que las personas están haciendo, no era el momento adecuado para hacerlo, se buscan pretextos, excusas para plantearlo. En esta grave crisis, los señalamientos políticos establecidos no son los que se esperaban, creo que con la ayuda internacional era suficiente y no se tenía que sangrar de esa manera al pueblo ecuatoriano; este pueblo ha demostrado que está para cosas grandes así que de este traspié también saldremos.
Correa, próximo a terminar su mandato deja un país en pedazos por no tomar las precauciones necesarias.
Pero por otro lado, nosotros demostramos esa gran fortaleza que nos hace unidos, que nos hace únicos ¡Fuerza Ecuador! (O)
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