Cartas al Director

Falsarios


Debe ser frustrante y vergonzoso sostener ante el mundo que no hay una crisis grave en el Ecuador. Los artilugios y mentiras utilizados con un fervor rayano en la epopeya y con una convicción y fe que engañan a cualquiera, quedan desautorizados por el sentido común y por sus mismos promotores. Baste un ejemplo (la Salud) por consideración al espacio. La empresa Volrisk contratada por el Gobierno para que evalúe actuarialmente la realidad de la Seguridad Social en el país, acaba de repetir lo mismo que vaticinó Carmelo Mesa Lago (el más grande reformador de las seguridades sociales de América Latina) en la década de los 80: la desaparición del IESS, si no se adoptan los correctivos necesarios y se continúan despilfarrando sus ahorros.
Según la empresa que refiere cifras puntuales en millones de dólares,(1.900 trampeados al seguro de salud y 400 más a las clínicas), la expectativa de vida del IESS es de 10 años. ¿Entenderá la gente lo que significa la desaparición de la seguridad social de una nación?, ¿intuirá la gente, quién dará de comer a un ejército de viejos (500.000 jubilados)que ahorraron toda su vida para morir con dignidad y no tendrán a quién volver los ojos? Quienes trabajamos 40 años en el Carlos Andrade Marín sabemos la verdad: el otrora solvente y prestigioso hospital, cuna y morada de los mejores especialistas ecuatorianos, fue diezmado por el despido ilegal de sus galenos e invadido por miríadas de pacientes que nunca aportaron un centavo al Instituto (3 millones de hijos de afiliados), pero alimentaron la demagogia irresponsable que exclamaba: “Este gobierno de la Revolución Ciudadana atiende gratis a los pobres”. Ahora el remedio es la fuga mediante enmienda y el encargo del ‘muerto’ a otro patriota que bien podría ser un ciudadano que por conocer mucho de discapacitación, bien sabe de la valía del que para entonces será el añorado Carlos Andrade Marín.
Falsearle al pueblo no es la fórmula, ya lo dijo Nietzsche: “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”.


Dr. Carlos Mosquera Benalcázar
Ced. 1702401231