Jóvenes y adultos en la política
Siempre se ha dicho que los jóvenes deben incursionar en la política para oxigenarla, renovarla, mejorarla y ponerla a tono con los signos de los tiempos contemporáneos. Recurrentemente se dice que ya es hora de los jóvenes y que los mismos de siempre deben dar paso a las nuevas generaciones de políticos. Personalmente consideramos que los extremos son malos y que es necesario mantener el equilibrio en nuestras lecturas de la realidad. No es sabio satanizar a las generaciones anteriores de políticos, porque no todos son malos; ni divinizar a las nuevas generaciones, porque no todos podrían ser buenos. Tanto en los políticos jóvenes como en los experimentados vamos a encontrar virtudes y defectos.
Lo más sabio es conjugar la juventud y la experiencia, el ímpetu juvenil con el espíritu reposado de quien antepone la reflexión a la acción inmediatista. Pero esa conjugación debe ser entre la juventud y la experiencia de políticos honestos, responsables, idóneos para el desempeño de la función pública. Esto permitirá que los jóvenes aprendan las buenas prácticas políticas y sigan esos buenos ejemplos. Si la conjugación se da entre la juventud y los políticos irresponsables, incompetentes y corruptos, los jóvenes corren el riesgo de aprender esas malas prácticas políticas y seguir ese mal ejemplo. Los jóvenes son honestos y transparentes por naturaleza, pero a veces, presionados por la necesidad de mantenerse en un puesto de trabajo, terminan aceptando la corrupción, aunque su conciencia les diga que eso no es éticamente correcto. Ojalá elijamos con sabiduría, buscando esa sinergia entre los buenos políticos experimentados y los jóvenes que están imbuidos de entusiasmo por cambiar la realidad del país desde la función pública. El problema está en que se nos imponen las candidaturas y resulta difícil elegir bien. (O)
Dr. Camilo Espinosa Pereira
Asesor Educativo Zonal-Loja