Cartas al Director

Políticos sinvergüenzas


Hay políticos sinvergüenzas que se enriquecen a costillas del sufrimiento y trabajo duro de su pueblo. La política no está hecha para crear leyes sin sentido, modificarlas, eliminarlas y reformarlas. La ciencia política está desarrollada para aspirar a mejorar las condiciones materiales, espirituales, culturales de cada uno de los miembros de la sociedad; no solo para que un grupo privilegiado se aproveche de esta actividad pública para enriquecerse a diestra y siniestra. Cuando el último hombre, mujer o niño que se encuentran en nuestras calles sea educado, moldeado, desarrollado y satisfecho todas sus condiciones básicas de existencia, así como condiciones superfluas que otorguen felicidad, armonía y bienestar, se hablará de que la política ha encontrado su objetivo de existencia, su norte, el servicio a los demás. Cuando la línea pacífica y legítima de la política se ve abarrotada de irregularidades, nepotismo, tráfico de influencias, ejercicios de poderes absolutistas de sus dirigentes que oprimen y coartan los elementales derechos humanos de sus ciudadanos, creando diferencias entre ricos y pobres, burgueses y proletarios, clase política y clase trabajadora, burócratas y ciudadanos. Esta diferenciación obliga a que se ‘arme al pueblo’, la principal arma del pueblo es su voz, pensamiento y conocimiento de causa. Ya no nos someterán y dominarán con artimañas políticas y leyes que atentan los derechos fundamentales del hombre: la libertad de expresión, la libertad de pensamiento y la libertad de consciencia. Los intereses de los grupos de poder están en contra de los derechos de los ciudadanos simples y llanos, del bienestar común de los hombres sin poder o con poco poder.

Miguel Mena Ayala
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