JORGE ZAMBRANO ANDRADE
Burocracia y corrupción son términos que no se deben analizar por separado, porque una facilita la otra. En la medida que la burocracia se enquista en la sociedad, hay más facilidades para la corrupción.
La burocracia existe y ha existido siempre. Y existe porque es imprescindible para el funcionamiento de los países. ¿Cómo se podría dirigir un gobierno sin que exista una burocracia que le haga funcionar? ¿Cómo podría moverse en algún lugar una administración pública sin burócratas? La corrupción es el abuso del poder en beneficio propio, perjudica a todos cuya vida dependen de la honradez de quienes ocupan un puesto público.
La burocracia es una necesidad para poder dirigir cualquier actividad. Hay burocracias eficientes, como también burocracias ineptas; burocracias honestas, y también burocracias corruptas; burócratas capacitados y también burócratas incompetentes. Hay burocracia de bajo perfil, personas con muy pocas responsabilidades, junto a burócratas de alto nivel, a quienes se les llama funcionarios, y que tienen mayor potencial para hacer daño.
En un asesinato a puñaladas la culpa no es del puñal, sino del asesino. Un peatón siempre es arrollado por un chofer, no por un vehículo.
De la misma manera, cuando un gobierno es un desastre, ineficiente o corrupto, la culpa no es de la burocracia, sino de los gobernantes.
La burocracia durante la colonia como en la República, nunca se consolidó como estamento social, ni existió nunca una tradición de servicio público donde hacer carrera a través de la meritocracia. Los cargos en la administración pública se obtenían en base a la amistad, y no en base a la capacidad de manera que con cada cambio de gobierno venía un nuevo reparto de puestos y privilegios.
Mientras más se involucra el Estado en la administración más burocracia y corrupción. No es casualidad que los países del “socialismo” fueran emporios de la burocracia y corrupción, como lo siguen siendo hoy Venezuela y los países socialistas de América. La corrupción y la burocracia son directamente proporcionales al populismo y la exaltación del Estado para la solución de todos los problemas, tanto en Argentina como en Ecuador o en Angola.