Tenemos una norma suprema llamada Constitución, misma que es permanentemente violada, fabricando reglamentos y más argucias por los apoderados del poder, esto nos conduce a entrar en el repugnante mundo de los “negociados”, con el único perdedor, el pobre e indefenso ciudadano, imposible entender a donde nos ha llevado la ingenuidad de la gente para tener dirigiendo nuestros destinos a un grupo de nefastos atracadores de todo tamaño.
Los viejos mañosos de siempre y los nuevos aprendices, han quedado en evidencia y esto ante vista y paciencia de todos. La Capeipi denunció que el Comex, mediante resolución puso cero aranceles a las importaciones para atender la pandemia y el Sercop aprovechó para eliminar la norma obligatoria de verificación de producción nacional para autorizar las importaciones, esto venía destinado para que los atracadores robaran técnicamente en la cara de todos , dejando a productores y trabajadores nacionales fuera de borda porque obviamente tenían preparado el sistema de asalto, en el que están involucrados conocidos malandrines, “con máscaras de dirigentes”.
Un industrial local denuncia que desinfectantes con certificación internacional hechos aquí y que valen 60 dólares la caneca, se importaron de otro lado a 460 para atender las “urgencias”, tan rápido camina el sistema gansteril que ya todo estaba hecho. Pretendiendo salir indemnes de su atraco, se desconocen a los cómplices y hacen lo que siempre hicieron, amenazar para asustar a quien los acuse y usan ridículas escusas para santificarse, probablemente la única solución salvadora sería la existencia de jueces valientes y probos y modificación de penas, para encerrar y sanear la sociedad imputando cadena perpetua a estos miserables que ruletearon con vidas humanas.