Pablo Escandón Montenegro
¿Necesitamos una aplicación móvil para saber si un bus llega o cuánto tardará en llegar a la parada? ¿Es importante que controlemos los frenazos de los buses? Sí, es necesario tener un horario estricto para saber en qué momento llega y sale un bus, para poder planificar las salidas. Es importante que se controle la velocidad de las unidades, para que no se ponga en peligro a los pasajeros.
¿Será de utilidad esta herramienta tecnológica que evaluará a un artefacto mecánico guiado por un ser humano que no ha evolucionado como “profesional” que presta un servicio a clientes?
La tecnología no soluciona la vida si no va acompañada de cambios integrales. Hace meses el Municipio de Quito desarrolló la aplicación Ángel Guardián para reportar abusos y bullying, hoy está fuera del aire. ¿Cambió el número de personas acosadas y abusadas? La introducción tecnológica se presentó como la salvación.
Así sucederá con esta ‘app’ que tiene como finalidad supervisar a las unidades, cuando lo que se debe hacer es cambiar la idiosincrasia del chofer que compite por quitar pasajeros al otro, mientras envía mensajes por su celular.
No podemos decir que las unidades no están acordes con el avance tecnológico. Los conductores y asistentes tienen celulares de altísima gama para complementar su trabajo “multi tasking”: manejar, enviar mensajes, conversar, cobrar, competir con la unidad de la cooperativa X, comer, etc.”
La innovación o mejora en el transporte será real, cuando existan verdaderas escuelas de manejo, que no “hagan los trámites”; cuando las cooperativas pasen a ser empresas y los conductores aprendan a ser prestadores de servicio y no pícaros dueños de su espacio móvil de poder, y cuando los municipios sean verdaderas instituciones de organización del espacio público y no vean en la rutas un negocio sino un servicio.