Ambigua ideología

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

El asunto Julian Assange, empieza a salpicar al presidente Lenín Moreno. Fue evidente la cercanía que tuvo con la excanciller Espinosa y su esposo durante su campaña. Su vínculo de amistad y compartir caducas ideologías, lo une. No obstante, todo el peso de la Ley, debería caerle a su amiga, si dejaran al Legislativo actuar.

En sus adentros, intenta mantener al seudo socialismo del siglo XXI vivo tras bastidores, manteniendo en altos cargos poco visibles, como en Embajadas, Consulados u organismos internacionales, a defensores del prófugo ex Mandatario. El ‘nombramiento’ de Espinosa en las Naciones Unidas (NN.UU) fue su premio, su costosa estadía la pagamos todos los ecuatorianos y no sirve para nada, por ejemplo. Esta ambigua actitud, me abre dudas de que las causas que generaron la crisis, no están aún muy claras para Moreno.

El asistencialismo in extremis, en un país tercermundista, es un engaño. El dinero que se invierte en donar, por ejemplo una vivienda, tiene que salir de algún lado. Ese dinero proviene de quitarle liquidez a quienes producen y generan empleo vía tributos, así de simple. El Estado tiene que cumplir un rol fundamental en la sociedad. Un Estado, es una sociedad civilmente organizada. Y el tamaño de su burocracia, tiene que ser proporcional a sus habitantes y a sus recursos. Y debe filtrar las inequidades cuando explotan a los pequeños productores, tarea pendiente, lo que demuestra que el disque izquierdismo es una farsa.

La implementación de políticas de Estado, brillan por su ausencia. Tema incómodo para los grupos monopólicos que propician la corrupción en los gobiernos con doble discurso, engatusando a nuestras masas que disfrutan del populismo, enemigo del progreso sostenido. Nuestra carencia en educación política, es premeditada.

Y mientras lo importante es minimizado ex profesamente por los actores políticos, y los múltiples asuntos de corrupción del anterior régimen, y alguno del actual, copen la preocupación mediática, todo seguirá igual. Pero si nuestra justicia mejora con la gestión que esperamos de la nueva Fiscal General, la suerte del expresidente del Perú, Alan García, podría reeditarse en nuestra patria. El círculo se estrecha.

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