Ahora es cuando

Cuando ya estamos cerca de la inscripción de candidaturas, se visualiza un ambiente de incertidumbre, donde las pugnas internas y la falta de acuerdos son el denominador común. No sabemos quienes serán los candidatos a la presidencia, peor su binomio. Menos aún sabemos quienes serán los candidatos a asambleístas.

Este escenario fomenta la improvisación de candidatos y la escasa calidad de las propuestas, si es que las hay. Los dos aspectos señalados son vicios de la democracia que afectan indudablemente la calidad del resultado final, ya que ganaría el menos malo. Entonces si gana el menos malo, con una pobre propuesta de trabajo, la gestión dentro de la función pública sería desastrosa, a lo que podría sumarse la dudosa reputación de ciertos personajes, que harían más amargo el panorama.

Sin embargo, la responsabilidad de seleccionar opciones adecuadas cae en la cancha del elector. Esta situación implica identificar prospectos que tengan un perfil con coherencia para el cargo público que ostentan, de la mano de una propuesta de trabajo técnica, empática, pertinente, factible, y sensible a la demanda de la mayoría de electores. Por defecto se incluye que debe ser honesto y con una actitud de servicio.

Hablar de los mismos de siempre no tiene fundamentos, si los nuevos rehúyen a participar. Los espacios democráticos deben ser aprovechados por quienes tienen el ideal de servicio y disponen de las competencias para ejercer eficientemente el cargo de elección popular. En lo que respecta a la elección de asambleístas vemos que el método de Webster da más opciones a agrupaciones diferentes a las tradicionales, lo que abre la posibilidad de una democracia más profunda. Ahora es cuando participar. Después no es legítimo protestar.

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