A dejar de mirarse el ombligo

Un abanico de factores adversos en los que destacan la corrupción, el desempleo, el subempleo, la inseguridad ciudadana y una creciente desigualdad social, debe sacudir de una vez por todas al Gobierno. Basta con ponerle delante un reciente estudio de la firma Cedatos-Gallup, donde se señala que a un 70% de compatriotas el futuro le causa preocupación, frustración y tristeza.

Todos ellos son indicadores fiables del retroceso democrático que vivimos. El liderazgo del presidente Lenín Moreno se tambalea: un 59,5% de los encuestados desaprueba su gestión y el 59,9% no cree en la palabra. Se percibe una pérdida sustancial del apoyo de las clases medias, cuyo poder adquisitivo resultó erosionado por la crisis económica. Una crisis de la que no se avizora una salida.

Cualesquiera que sean los errores y aciertos, no es tiempo de seguir mirándose el ombligo. Hay que poner sobre la mesa, en un imprescindible ejercicio de transparencia, la economía real de los ciudadanos y de las empresas. Para recuperar el terreno perdido el Gobierno necesita inspirar confianza, hablando verazmente y comportándose con integridad. Algo que atañe también al resto de las funciones del Estado.

Indiferencia, desconfianza, indignación o incluso rechazo se palpan en no pocos sectores ciudadanos, así como una continua desintegración del tejido social. Por eso, el 60% de los ecuatorianos consideran que el país no va bien y cuatro de cada diez opina que la situación emporará. En consecuencia, se percibe opacidad en la acción gubernamental y no parece haber un propósito de hacerla legible.


La neutralidad, como principio inmutable, es una prueba de debilidad”. Lajos Kossuth Político y patriota húngaro (1802-1894)

Un ser humano verdaderamente vivo no puede permanecer neutral”. Nadine Gordimer Escritora sudafricana (1923-2014)