Los jóvenes han hecho escuchar su voz en Francia. El gobierno de Jacques Chirac ha tenido que dar marcha atrás en el proyecto laboral que afectaba los derechos de este sector de la población.
El tema acaba de ser calificado como “derrota total de Villepin y empresariado neoliberal en Francia”.
Los jóvenes y los sindicatos han diseñado la nueva ley. Pero las protestas sociales contra el Contrato de Primer Empleo (CPE), que han durado meses, afectaron la popularidad del presidente Chirac y su primer ministro Dominique Villepin.
El CPE reducía los derechos de los trabajadores, especialmente de los jóvenes. Acaba de ser reemplazado por una nueva ley que amplía la protección social y garantiza la protección del gobierno: exactamente al revés de lo que intentaba imponer Villepin.
La Asamblea Nacional sancionó el proyecto sustitutivo. Pero los estudiantes y los sindicatos adelantaron que permanecerán en estado de alerta hasta que se los aplique totalmente.
El nuevo plan incluye programas de capacitación y pasantías para jóvenes de los barrios sensibles sin calificación, donde el desempleo llega al 50 por ciento. Reemplaza al polémico CPE, que hubiera permitido el despido sin causa de trabajadores menores de 26 años durante los dos primeros años.
Los gobierno deben sintonizar el descontento de los sectores sociales y eso es lo que ha ocurrido en Francia. La corrección ayuda a resolver las controversias.
Eso no es lo que ocurre en nuestro país. En ciertas épocas los presidentes parecerían haber estado aislados y sin escuchar los reclamos populares. La democracia francesa acaba de dar esta lección y es bueno aprenderla.