Judas

Hace un poco más de 20 años se descubrió un manuscrito del siglo IV o V de la era cristiana. Se trata de un texto gnóstico, escrito posiblemente por un miembro de la secta de los cainitas a mediados del siglo II. Esto lo dicen los especialistas en base a sus investigaciones lingüísticas y doctrinales. El documento ha causado revuelo en los ambientes desconocedores no sólo de la historia del cristianismo sino de la evolución de las ideas en Occidente a principios del primer milenio.

Desde el punto de vista histórico el texto, conocido como “El Evangelio de Judas”, no se puede comparar como fuente con los Evangelios Canónicos, escritos en el siglo I a los pocos años de la muerte y resurrección de Jesús. Para cualquier acontecimiento, los testimonios de testigos presenciales tienen más valor que los de personas distantes muchos años. Por consiguiente el inferir que el texto gnóstico puede recibirse como fuente más cierta y segura sobre Judas y su relación con Jesús es un disparate.

Supongamos que un historiador dedicado a estudiar el asesinato de Alfaro diera el mismo valor a la información dada por quien estuvo presente y a la proporcionada por un señor en estos días. Todo el mundo, sin necesidad de ejercer de historiador, se daría cuenta de que allí habría una falla metodológica mayúscula.

Además del riguroso análisis histórico hecho por algunos especialistas, otros estudiosos también realizan uno muy importante: el de los contenidos del texto. En este llamado “Evangelio de Judas” (que no pudo ser escrito por el apóstol traidor) se presentan doctrinas totalmente alejadas a las aceptadas siempre por el catolicismo. Para éste el mal es producto de un uso dislocado de la libertad del hombre, en cambio para los gnósticos el mal surge por un acto de creación o del mismo Dios o de otro ser.

Sin querer meterme en teologías, sólo añadiré que los gnósticos habían recibido influencias del pensamiento y religiones del mundo mediterráneo oriental, que los apartaron de las creencias de la comunidad católica. Por ejemplo, sostenían que había conocimientos reservados para los elegidos, que la encarnación de Cristo era mera apariencia, etc. Este nuevo documento no va a causar ningún problema a los cristianos, pues saben que los gnósticos pertenecían a un grupo religioso diferente y que sus afirmaciones no tienen importancia ni histórica ni doctrinal.

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