Aquellos tiempos

Las leyendas, tradiciones o cuentos populares que conserva cada pueblo, cada nación, talvez sean el espejo más claro de su alma más íntima, de sus tradicionales esperanzas y temores, de la actitud de la gente ante su tierra, ante el mundo, donde lo inanimado de a naturaleza a menudo se vuelve animado, personificado.

Quizás en casi todos los sitios esta relación sea tan estrecha, donde el pueblo tuvo por siempre una convivencia junto a una naturaleza. Algunos cuentos populares han surgido en base de coplas tradicionales, como el siguiente por ejemplo: “ Anoche yo vine a verte / por encima del techado/ salió tu mamá y me dijo por la puerta desgraciado”.

A lo mejor la relación que acabamos de anotar, en pocos sitios es tan estrecha como en Imbabura donde el pueblo está conformado por una diversidad etnológica y cultural y que ha tenido una dura supervivencia junto a una naturaleza pródiga y generosa; es por eso que, producto de la imaginación de la gente, pulularán, diablos, diablillos, gigantes y otras criaturas sobrenaturales durante las interminables noches de cualquier época del año.

En todo caso estos relatos envueltos en fantasía mueven a los lugareños a sentir patriotismo o amor por su tierra con la que tienen un fuerte vínculo; pues, en aquellos tiempos y durante las noches la única fuente de luz era un pequeño candil donde ardía una débil llama en aceite o, en el mejor de los casos una titilante vela de cebo, mientras fuera, sobre el tejado de la casa aullaba el viento o rugía una violenta ventisca.

Las promesas tentativas de recoger por escrito la tradición oral de los cuentos populares fueron protagonizadas por investigadores que dejaron como testimonio de lo que se contaba de generación en generación con pequeñas variaciones de forma, hasta que en el tiempo actual se publica la compilación de todo este mal material como una entretenida colección que es la identidad de cada uno de los pueblos.

Parodiando con el momento político ecuatoriano, las diferentes candidaturas parecen personajes centrales de este relato.