Quito
El volcán Tungurahua, en el centro de Ecuador, se encuentra en el periodo de mayor actividad desde que comenzó su actual proceso de erupción en 1999, afirmó el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.
En las últimas 24 horas el volcán ha generado más de 125 explosiones de intensidades bajas y moderadas, y además su actividad sísmica se mantiene desde hace algunas semanas en un nivel considerado elevado por los científicos.
El Tungurahua durante los últimos siete años ha intercalado periodos de intensa actividad con lapsos de relativa calma, aunque los científicos que vigilan su comportamiento no descartan que, en algún momento de su actual proceso eruptivo, que durará meses o años, genere una gran explosión.
Una fuente del Instituto Geofísico en la estación Guadalupe, próxima a la montaña de 5.029 metros de altura, indicó a Efe que pese al alto número de explosiones, la frecuencia e intensidad de han disminuido en las últimas horas.
Entre el sábado y domingo pasados, el Tungurahua generó una media de 18 explosiones por hora, mientras que hoy ese indicador bajó a entre tres y cuatro por hora.
Pese a que, «tanto la energía como el número de explosiones han tenido una tendencia a disminuir, ello no indica la terminación de la presente actividad» volcánica, precisa el informe.
Las explosiones provocan, a su vez, emanaciones de vapor de agua, vapores magmáticos y ceniza volcánica, en forma de nubes que ascienden a unos tres kilómetros de altura y que se dispersan según la dirección de los vientos.
Además, las explosiones fuertes producen ondas acústicas que se escuchan a unos 40 kilómetros de distancia y generan vibraciones que han sido percibidas por los vecinos de localidades cercanas al volcán, como Baños, Cotaló, Pillate, Choglontus, Pondoa y Guadalupe.
En la localidad de Bayushig, también cercana a la montaña, se reportó la rotura de cristales de algunas viviendas por las vibraciones.
La zona circundante al Tungurahua, situado a unos 180 kilómetros al sur de Quito, se encuentra sometida a una alerta «amarilla», de precaución, que podría cambiar a «roja», de evacuación inmediata, si se detecta un aumento peligroso de su actividad.
EFE