Una mirada a los obligados a salir

RIESGO. Quienes tienen necesidades económicas están obligados a salir a las calles, en mucho de los casos a mendigar.
RIESGO. Quienes tienen necesidades económicas están obligados a salir a las calles, en mucho de los casos a mendigar.

Las raciones de alimentos no logran cubrir la demanda generada por quienes dependen negocio diario.

La mascarilla roja que cubre su rostro infantil es artesanal. Ella a sus dos años hace lo que todo niño: camina tambaleante, mira con curiosidad y cuando puede se aleja de sus padres para explorar el entorno.

La niña de la mascarilla roja no es diferente a los de su edad. Hace lo mismo, pero su entorno está lleno de algo que ella, sus padres que están mendigando y los caminantes que pasan junto por su lado no logran observar: es el Covi-19, un virus que está en el ambiente y que en ciertos casos provoca la muerte con dolor.

El grupo familiar debería estar en casa para evitar el contagio, pero desde que llegaron de Venezuela, la vida les gira entre el cuarto de arriendo y las veredas de la ciudad de Esmeraldas, donde llegaron con la esperanza de días mejores.

De barrio en barrio

Ellos no son los únicos que andan en la zona céntrica de la ciudad. Los comerciantes informales cada día van de barrio en barrio ofertando sus productos. La mayoría utiliza triciclo para movilizar lo que ofertan. Ahí ponen pescados, limones, tomate, cebollas, pimientos…y el esperanza de regresar a casa con dinero.

El clima de la costa esmeraldeña en ocasiones les hace romper la norma sanitaria de estar en la calle con la mascarilla, por eso se la quitan y empiezan a gritar a viva voz: ¡limón, limón!, ¡langostino a dos dólares la libra!, ¡tomate, tomate!.

Las voces ocurren incluso cuando tienen a un comprador a menos de 1,5 metros, la distancia recomendada por los entes de salud para evitar el contagio de persona a persona.

En la provincia de Esmeraldas, según el reporte de ayer del Ministerio de Salud Pública (MSP) ya son 143 los infectados entre los siete cantones, con sectores considerados más vulnerables por el número de infectados y muertos, pero los comerciantes informales, llegan ahí por la necesidad económica y luego van a otros sectores.

Indiferentes al problema

Desde el Gobierno central y los municipios, se repite que están donando las raciones de alimentos de casa en casa. Al hablar con los comerciantes informales, unos dicen que les llegó una funda que les duró dos días, pero desde ahí nada más. Otros, que nunca han visto a los funcionarios en las puertas de sus casas.

Mientras tanto, la niña de la mascarilla roja sigue junto a sus padres, en la vereda, bajo el calor costeño y jugando indiferente al peligro sanitario que la rodea, ya que cada caminante es un potencial portador del virus frenó la actividad económica del mundo.

DECISIÓN. El comercio informal se evidencia a diario en la ciudad. No todos los vendedores cumplen las normas de bioseguridad.
DECISIÓN. El comercio informal se evidencia a diario en la ciudad. No todos los vendedores cumplen las normas de bioseguridad.