Un arte que hace falta explotarlo

Con la Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF), hace 56 años, aparecieron los carros alegóricos en donde se promocionan reinas, autoridades, delegaciones internacionales, de música, danza y más.

Es así que el ingenio y la creatividad se hace presente año tras año con la realización de estos vistosos vehículos.

Manos ambateñas han dado forma y vida a la madera, metal, cartón y hasta piedras que decoran vistosas figuras de flores, frutas, pan, granos, verduras y más productos que se cosechan en los campos.

Galo Pérez, uno de los diseñadores de estos admirables carros alegóricos, ha hecho volar su imaginación creativa durante 12 años de labor ininterrumpida.

Narró que su afición inició cuando era docente del colegio Atahualpa y en ese tiempo la institución se encargaba de confeccionar un carro alegórico.

Recuerda que después de clases se dedicaba a armar el carro alegórico, para ello contaba con la ayuda de sus compañeros, quienes entre risas, creatividad y propuestas daban forma a sus ideas en el taller.

Mencionó que el primer carro en confeccionar fue un molino de viento de más de cinco metros de alto y que al medir los semáforos de la avenida Cevallos se percataron que no pasaría, por lo que optaron en recortarlo.

La tarea lo cumplieron toda una noche y madrugada del sábado y domingo, respectivamente.

“Al mirar el primer carro la gente se quedó admirada y elogió mi creatividad, entonces me dije hay que explotar esa destreza”, dijo.

Prestigio y calidad
Los carros alegóricos del colegio tenían prestigio y eran los mejores de aquella época, comentó Pérez, quien ha creado desde aviones, el libro de Juan Montalvo, un pavo real y hasta el volcán Tungurahua.

Propone que el Comité Permanente premie a los mejores carros alegóricos, no necesariamente con dinero y cosas materiales, sino con una mención o un certificado, eso motivaría a los nuevos confeccionistas.

“En Ambato existe una creatividad muy grande y hay que explotarla, pero hace falta motivación”, concluyó.