Se triplicaron las ventas a las afueras del CNE en los últimos días

COMERCIO. Los mayores compradores son los policías, militares, personal del CNE y los protestantes, según la ‘casera’ Azucena Calderón.
COMERCIO. Los mayores compradores son los policías, militares, personal del CNE y los protestantes, según la ‘casera’ Azucena Calderón.

Ibarra

A partir de este lunes, varias vallas impedían el paso en los alrededores del CNE de Ibarra. Grupos de ciudadanos estaban protestando desde lejos, mientras dentro del perímetro caminaban policías, militares y funcionarios públicos.

Esta imagen que parecía de desolación para los comerciantes que se encontraban en el interior del lugar cercado, contradictoriamente fue positiva. Y sucedió lo contrario a lo que se imaginaba. Las ventas se incrementaron en la zona y los vendedores están felices, tranquilos.

Johanna Acosta atiende en un local frente al CNE. Los funcionarios de esta institución desayunan secos de pollo, sánduches y jugos, mientras unos policías piden colas y tabacos.

Para ella, las ventas aumentaron el triple porque le compran las personas particulares que llegan a las protestas o el personal público.

“El día de ayer, las personas del partido que protestaban ingresaron hasta acá y hubo ventas hacia ellos”, indica.

En el local se venden almuerzos, desayunos, pero Acosta menciona que eso no se vendía, porque a los protestantes les estaban dando refrigerios. Pero las bebidas, dulces y tabacos, sí aumentó.

El caso de incremento de ventas igual sucedió para Azucena Calderón. Ella prepara pescado para el almuerzo y entre risas dice que “ojalá sigan protestando”, porque ahí sí vende todo lo que tiene en su local.

“Los policías han venido a comer. También los protestantes, cuando los dejan entrar”, comenta.

Azucena indica, contenta, que sus ventas se triplicaron. “Antes hacía unos 20 almuerzos y ahora hago alrededor de 60”.

Horarios extendidos

Johanna Acosta, para atender a todos, extendió los horarios desde este lunes. Dobló los turnos y fue alternando con su familia, hermana y cuñada, para no desgastarse.

DATO
Los precios de los productos se han mantenido.
“Anteayer nos quedamos hasta las 22:30 y ayer hasta casi las 24:00. Trabajé más de lo normal. Comúnmente cerramos a las 17:00”, explica.

Azucena Calderón, de igual manera, extendió la atención en su local. Los demandantes se quedan hasta horas de la noche y el hambre llega en cualquier momento. “Salgo a las 05:00 y me quedo hasta las 22:00. Antes me iba a las 16:00”.

Consumidores

Zuly Gudiño está en vigilia por tercer día consecutivo afuera del CNE. Ella es delegada y está pendiente del proceso electoral que se lleva a cabo. Pero, al tener que alimentarse, ha buscado las opciones más cercanas. Chaulafán, chochos con tostado o sánduches ha consumido para saciar el hambre.

“Nos ha tocado consumir a los comerciantes informales, porque no tengo el tiempo de retirarme a mi domicilio”, comenta mientras come de su plato, a las afueras del CNE.

Pocas ventas

Sin embargo, no todo fue ‘color’ de rosa’. En un par de locales que rodean al CNE las ventas no aumentaron. En unos casos se mantuvieron y en otros bajaron.

Jhonny Quishpe vende chaulafanes en una carreta. Se lo ve preocupado mirando a los protestantes. La comida que oferta está a la espera de compradores. “Disminuyeron mis ventas. La gente no puede bajar y no se puede vender bonito por las mallas de seguridad”.

El comerciante está a la espera de que se normalice la situación, para trabajar con regularidad.

Antes laboraba desde las 09:30 hasta las 15:00. Ahora debe quedarse hasta las 18:00 para terminar toda la comida porque dice que sus clientes frecuentes no pueden acceder al lugar mientras pasa cercado. (PTEG)