San Francisco y la ciudad de Quito

DEVOCIÓN. La plaza y convento de San Francisco rinden homenaje a la orden del monje italiano.
DEVOCIÓN. La plaza y convento de San Francisco rinden homenaje a la orden del monje italiano.
RETRATO. La muerte de San Francisco se ha retratado multitud de veces en la historia del arte.
RETRATO. La muerte de San Francisco se ha retratado multitud de veces en la historia del arte.
FIGURA. Retrato del santo italiano aparece habitualmente rodeado de animales a los que veneraba.
FIGURA. Retrato del santo italiano aparece habitualmente rodeado de animales a los que veneraba.

Quito está encomendado al santo italiano Francisco de Asís (Asís, Italia 1181-1226). Para conocer el por qué de esta realidad debemos viajar en el tiempo hasta el mismo momento de la refundación de la ciudad por parte de los españoles.

En los terrenos donde se asientan a día de hoy la ciudad de Quito habitaban culturas llamadas agroalfareras, en las que se encontraba el pueblo llamado Quitu-Cara, pueblo que se dedicaba a cultivar las tierras y a la ganadería, y que también desarrollaron considerables avances en artesanías, además de sus amplios conocimientos astronómicos. Estos pueblos fueron conquistados, alrededor del año 1.470 por los incas. Su líder, Huayna Cápac, convirtió a Quito en la segunda capital de la civilización inca, luego de Cusco.

Al cabo de poco tiempo, el 28 de agosto de 1534, Diego de Almagro funda la Villa de San Francisco de Quito. Posteriormente Almagro encargó a Sebastián de Benalcázar que trasladara la ciudad a un lugar donde los indígenas decían que se asentaba la antigua ciudad Quito para que se estableciera el cabildo, lo que hoy en día es el Centro Histórico de la capital.
El 6 de diciembre de 1534, fecha en que actualmente se celebra la fundación de Quito, Benalcázar cumple con la orden y anota a los primeros 204 vecinos españoles y levanta el acta de la constitución del Cabildo con sus dos primeros alcaldes: Juan de Ampudia y Diego de Tapia.

Fervor religioso

Los primeros españoles asentados en la ciudad eran muy creyentes en la religión católica, es por eso que fundan la villa en homenaje a su venerado santo y patrono San Francisco, conservando también el nombre de Quito. Posteriormente, esta Villa alcanza el título de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de San Francisco de Quito en 1541. En 1563, Quito pasa a ser la capital de la Real Audiencia de Quito, lo mismo sucede en la época de la independencia y se la ratifica cuando se forma la República del Ecuador.

Vida y obra de San Francisco

Giovanni di Pietro Bernardone (Asís, Italia, 1182-1226), en el entorno castellano más conocido como San Francisco de Asís, es una de las más importantes figuras de la fe cristiana. San Francisco lideró un movimiento de renovación cristiana centrado en el amor a Dios, la pobreza y la alegre fraternidad.

Fue un hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardone. En 1202 fue encarcelado a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia. Tras ese episodio, luego de la soledad del cautiverio y una enfermedad, comenzó su transformación.

Del lujo a la pobreza

En 1206, tuvo su primera llamada de Dios: “Ve, Francisco, repara mi iglesia. Ya lo ves: está hecha una ruina”. El joven Francisco no vaciló: corrió a su casa paterna, tomó unos cuantos rollos de paño del almacén y fue a venderlos. A los 25 años, sin más bienes que su pobreza, abandonó su ciudad natal y trabajó, cual eremita, en un hospital de leprosos.

El 24 de febrero de 1209, escuchó una llamada que le indicaba que saliera al mundo a hacer el bien: el eremita se convirtió en apóstol y, descalzo y sin más atavío que una túnica ceñida con una cuerda, pronto atrajo a su alrededor a toda una corona de almas activas y devotas. San Francisco de Asís predicaba la pobreza como un valor y proponía un modo de vida sencillo basado en los ideales de los Evangelios. Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, llamada actualmente franciscana. Además, con la colaboración de Santa Clara, fundó la rama femenina de la orden, las Damas Pobres, más conocidas como las clarisas. Hacia 1215, la congregación franciscana se había ya extendido por Italia, Francia y España.

Aquejado de ceguera y fuertes padecimientos, pasó sus dos últimos años en Asís, rodeado del fervor de sus seguidores. San Francisco de Asís falleció el 3 de octubre de 1226. En 1228, apenas dos años después, fue canonizado por el papa Gregorio IX, que colocó la primera piedra de la iglesia de Asís dedicada al santo. (MAP)