Nunca la muerte fue tan solitaria

Realidad. Pocas personas pueden acompañar a sus familares.
Realidad. Pocas personas pueden acompañar a sus familares.

La pandemia del coronavirus no solo ha dejado huella en la salud y en la economía, sino incluso en los rirtuales para sepultar a los muertos.

Tanto para defunciones por Covid-19 como para aquellos que hayan fallecido por causas naturales u otras, los simbolismos culturales en torno al sepelio han dejado de celebrarse.

“Lo despedimos como si nadie lo hubiera conocido”, relata con nostalgia Mario Lara de 42 años, quien perdió a su tío hace pocos días atrás.

Él asistió solo a acompañar a sus primos y su tía en el funeral, pues así lo establecen las autoridades.

Apenas si estuvimos 12 personas y con las medidas de prevención”, explicó al tiempo de asegurar que el año pasado perdieron a su abuelo y como es costumbre asistieron cerca de 250 personas, tanto al velorio como al funeral.

Para Mario el virus le ha quitado incluso la forma de despedirse de sus seres queridos.

Dolor

‘Charito’ falleció de un paro cardiorespiratorio, ella vivía sola, pues sus dos hijas trabajan en diferentes provincias y desde que inició la emergencia sanitaria no pudieron acudir a visitarla, así lo aseguró Rosario Morales, hija de la fallecida.

“Fue doblemente doloroso, pues había fallecido en horas de la tarde y al día siguiente en la mañana ya nos tocaba enterrarla, apenas si nos despedimos nosotras sus hijas”, dijo.

Caso similar vivió Bolívar Guapisaca, quien también perdió a su padre en la emergencia sanitaria, y no pudo darle “una sepultura como se debe”.

Según el ciudadano su padre era muy conocido, querido por todo el barrio e incluso tiene 18 hijos en diferentes provincias del país, que a su vez trabajan en instituciones reconocidas y que como es costumbre acompañan a la velación y sepultura, “pero ahora mi padre se fue solo, como que, si fuera un desconocido”, dijo con nostalgia.

Realidad

La situación es más crítica para las personas que tienen antecedente o presunción de Covid-19, puesto que son llevados directamente a un panteón o al crematorio.

Iván Vargas, propietario de una empresa de servicios funerarios, manifestó que se evidencia en la gente que pierde un ser querido doble dolor, pues las personas son muy afectivas, mucho más con los difuntos y ahora todo eso se rompe a fin de prevenir cualquier posibilidad de propagación del coronavirus.

«El virus nos ha cambiado la forma de vivir y tenemos que cambiar también la forma de morir», explica, al asegurar que en la mayoría de fallecimientos que sale a atender va con todas las prevenciones y se observa que la gente respeta las disposiciones de no velación y la inmediata sepultura para evitar aglomeraciones. (FCT)