Natasha Rojas: ‘A gastar suela y lengua’

‘A gastar suela  y lengua’
COMPAÑÍA. Con su chaleco identificativo de campaña y los colores de la ciudad, Natasha Rojas entra a almorzar en un restaurante popular.

En su tiempo libre, en particular los domingos, a los que considera sagrados para pasar con su hijo adolescente, Natasha Rojas, candidata a la Asamblea por el Distrito Centro Sur de Quito, prefiere dos cevicherías populares ubicadas en Chillogallo y en Barrionuevo.


Pero en plena campaña electoral, la política quiteña de 41 años almuerza en el lugar más cercano a la sede de Unidad Popular (UP), la organización política en la que milita y que nació tras la extinción del Movimiento Popular Democrático.


Se trata del restaurante El Balcón del Cheff, cuyos grandes ventanales y pisos relucientes contrastan con las nubes de esmog que dejan los buses que circulan por la calle Rafael Larrea.


Este sitio se encuentra junto a la puerta principal del edificio de UP, separado únicamente por una sastrería y cuenta con una zona amplia de mesas para los comensales, que en su mayoría son empleados privados o funcionarios.


Llega la hora del almuerzo y al ingresar, la candidata es reconocida por una de las comensales, quien la saluda con amabilidad y le pregunta cómo se encuentra ya que sabe que se “tronchó” el pie tras caerse en uno de sus recorridos por el Centro Histórico que realizó en la víspera con el candidato presidencial y exalcalde de Quito por la Izquierda Democrática (ID), Paco Moncayo.


Rojas le comenta que está mucho mejor y que, precisamente, acaba de salir de una consulta médica donde le inyectaron calmantes para el dolor.
Los responsables del restaurante también la reconocen como una cliente frecuente y la tratan con consideración.

Su escuadrón y sus estrategias


La postulante a la Asamblea no llega sola al restaurante. Casi siempre le acompañan dos mujeres y un hombre, quienes le ayudan a planear y llevar a cabo sus estrategias electorales.


Ella encabeza el grupo y abre la puerta de vidrio templado para dirigirse a una mesa circular que está junto a una ventana. Esa es su hueca para almorzar y charlar sobre esos recorridos que realizan para seducir a los votantes, en particular a los universitarios, a quienes ofrece crear la Universidad del Sur de Quito.


Rojas acostumbra a vestir sencillo, en esta ocasión usa un pantalón jean y un chaleco rojo, del cual se destaca el logo de su movimiento político. Dice que con esa vestimenta se siente cómoda para “gastar suela y lengua en recorridos de visita puerta a puerta”.


Su campaña se enfoca en el sur, un sector que significa mucho para su historia personal, pero que lo encuentra con contrastes entre zonas consolidadas como Chimbacalle, Ferroviaria, Solanda y otras del extremo sur de Guamaní y Caupicho, con necesidades básicas insatisfechas.


Para salir a esos recorridos se levanta a las 05:00, pero no lo hace para preparar ningún discurso político sino “para hacer el desayuno de mi hijo de 15 años y enviarle al colegio, ya que me preocupa su futuro. Si tengo entrevistas salgo antes”.


Como tratando de bromear con el dicho popular de “conocer como la palma de su mano”, Rojas regresa a ver las suyas para expresar su orgullo de que conoce las huecas, los colegios, los centros de salud y hasta dónde tomar los taxis comunitarios para ir a La Forestal, La Mena 2. “Conozco la vida del sur, donde hay un espíritu de vecindad y solidaridad”.

Motivación


Antes de exponer sus propuestas de trabajo, cuenta que a sus 14 años tomó la decisión de incorporarse a las actividades políticas motivada por el ejemplo de su padre, un maestro, quien siempre reclamó para mejorar las condiciones laborales.


Luego de exactamente 17 años de convertirse en la primera mujer en desempeñar el cargo de presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), Rojas dice que quiere llegar a la Asamblea para marcar una diferencia.


Mientras espera su almuerzo con un plato fuerte de arroz con pollo, pone sus propuestas de trabajo sobre la mesa.


“Vivo de mi trabajo, vengo a almorzar donde almuerzan los ciudadanos comunes y corrientes”, señala antes de detallar que tiene tres proyectos clave de reformas legales.


El primero reformar a las leyes orgánicas de Educación Superior y Educación Intercultural para eliminar restricciones a la libre elección de carreras, recuperar la autonomía de las universidades e incentivar a los maestros.

El segundo, el insistir en la aprobación de la Ley de Defensa de los Trabajadores Autónomos vetada por el Gobierno de Rafael Correa hace más de un año. El tercero, reducir impuestos y patentes municipales, pero sobre todo rebajar al 10% el Impuesto al Valor Agregado (IVA).


Al referirse a la Ley de Comunicación dice que se debe eliminar la capacidad de sanción a los medios, eliminar la Supercom o “‘Supercan’, es que me acordé del señor (Carlos) Ochoa (secretario de Comunicación)”.


Ella sostiene que los órganos de regulación de los medios deben estar conformados por personas éticas, independientes, que conozcan de comunicación y “que no sean aplaudidores de lo que hace el régimen actual”.
También sugiere reorganizar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social con personas independientes y reformar la Ley Orgánica de la Función Legislativa para que sea el Pleno y no la “Comisión de Archivo” (Comisión de Fiscalización) el que apruebe el inicio de procesos de fiscalización en casos como los Panama Papers, Petroecuador y Odebrecht.


Concluye la entrevista que se extendió por 26 minutos. Rojas y su equipo se disponen a almorzar antes de proseguir sus recorridos. (JCER)

«La Ley de Comunicación se ha convertido una mordaza, hay que reformarla para garantizar libertad de expresión”.

«Oderbrecht es la cereza que le faltaba a la corrupción correísta”.

Necesitamos fiscalizar todos los contratos mineros, petroleros y de comunicaciones”.

Perfil
En el interior


Los domingos por la tarde sale al cine o a comer con su hijo.

Por su candidatura renunció a impartir la cátedra de Género y Desarrollo Local.

Es licenciada y doctora en Administración Pública por la Universidad Central.

Tiene una maestría en Maestría en Educación Superior y Género por la misma universidad.