Por Heriberto Canelos
Terminó el Mes de la Cultura en Santo Domingo, mostró diversos espectáculos que particularizan representaciones del país, algo del exterior, poco local. Interesante en la magnificencia de tradiciones culturales, enfatizan la realidad cotidiana en sectores de origen de los eventos y su manifestación cultural.
El Municipio por intermedio de su departamento de Arte y Cultura programa cada Noviembre estos valores integrados a la actividad cultural; sin embargo, después de varios años de este mes de cultura, caben muchas reflexiones: ¿contribuyen las programaciones a identificar manifestaciones culturales de nuestro pueblo? ¿ hay certeza que la realidad cultural de Santo Domingo presenta su propia dinámica, o se distorsiona?
Programación
Posiblemente es hora de pensar en algunos cambios de programación, con énfasis en recuperación de sentimientos culturales propios de Santo Domingo que hoy permanecen ignorados; son conocimientos colectivos, base de nuestra identidad cultural, más aún cuando en nuestra población prevalecen grupos de gente de diverso origen del país, del exterior, la nacionalidad tsáchila con interesante bagaje de bienes culturales, cuyas fortalezas no son rescatadas para identificar a la provincia con su propia definición cultural dentro del país.
Por lo anotado y otros aspectos, sería interesante pensar que los eventos culturales no sean de una vez al año, el mes de la cultura ya cumplió su ciclo, debe convertirse en año cultural, donde se desarrollen frecuentemente acciones encaminadas a la recuperación y fomento de nuestro patrimonio cultural, por ejemplo de la literatura, de música, de las artes plásticas, festividades populares, en fin todo lo que señale la calidad de conocimientos culturales tradicionales que tiene Santo Domingo de los tsachilas, que a la vez manifiesten nuestro sentimiento popular, en lo que simbolizan: fortalezas del patrimonio cultural, desconocidas y sin inventario
EL DATO
En la provincia destacan las culturas tsáchila, chachi, afro, mestiza, constituyen la reserva de bienes culturales, que bien definidos son variada representación de la identidad cultural de Santo Domingo.