La OMS declara a 2020 como el año de la partería

PREPARACIÓN. Las madres eligen cómo dar a luz. Muchas veces lo hacen en agua. (Foto cortesía)
PREPARACIÓN. Las madres eligen cómo dar a luz. Muchas veces lo hacen en agua. (Foto cortesía)

María José Silva es madre de cinco hijos. Cada embarazo y alumbramiento tiene una historia y fueron la razón por la que ella se convirtió en asesora de lactancia y aprendiz de partera. Ella se suma a las 2.100 mujeres dedicadas a este oficio en Ecuador.

Silva explica que las parteras, también llamadas comadronas, son mujeres que con sus saberes ancestrales acompañan a las futuras madres en el proceso de embarazo y al dar a luz, casi siempre, en casa. “El ginecólogo no está para atender un parto sano, se especializa para atender partos de riesgo o cesáreas, que eso no puede hacer una partera”, comenta.

La ginecóloga Regina Viteri señala que hay que quitarse la idea de que el parto en casa es riesgoso. “Cuando el embarazo ha sido sano, la partera representa una figura femenina que aporta, calma a la mamá”.

Evita la violencia obstétrica

Cuando Silva tuvo a su primer bebé, nada fue como se lo imaginaba. “Fue un parto totalmente traumático”.

La médica de profesión recuerda indignada que cuando ella decía estar lista para pujar, sus colegas la contradecían y le exigían esperar. Pero lo que más le dolió fue que no le hayan dejado ver a su primogénito hasta después de 24 horas, pues “ese era el protocolo”.

El Dato
Más del 50% de las parteras del país se
encuentran en sectores rurales.La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a 2020 como el año de la partera, reconociendo este oficio como fundamental al momento de dar a luz y como una práctica ancestral de acompañamiento que lucha contra la violencia obstétrica, que fue lo que Silva sufrió.

Cesárea, último recurso

En el segundo embarazo experimentó otro tipo de violencia ‘gestalt’: partos inducidos y cesáreas innecesarias. El médico de Silva le indicó que debían adelantar el parto, le dijo que su hija no estaba creciendo al ritmo correcto, más tarde, la madre descubrió que todo era porque el doctor tenía unas vacaciones programadas.

“Ahí fue que entendí que no quería ser médico, que tenía que hacer algo para que las mujeres puedan parir de esta otra forma, que el sistema médico nos estaba violentado y arrebatando nuestros partos, porque el parto es un día tan especial y mágico”, comenta.

La OMS recomienda que del 100% de alumbramientos, en un país, solo el 15% sean por cesárea. En Ecuador, el porcentaje es de entre el 40 y 60%.

Silva dice que la partería permite que la mujer disfrute del parto y rompe el mito de que es un momento para sufrir. Sus dos últimos hijos nacieron en su casa. Un amigo médico estuvo presente “pero él no hizo nada, porque el modelo de partería busca no interferir. La partera confía en la mamá y cree en ella”.

“Una mujer cuando está de parto necesita compañía, no que venga alguien y te critique, te diga que no vas a poder, te aplaste la barriga (…), eso no se necesita cuando alguien cree en ti y tu embarazo ha sido sano, ese alguien es la partera”, concluye María José, quien realizó estudios de partería en Chiapas-México y hasta el momento ha asistido dos partos. (AVV)